miércoles, 22 de mayo de 2019

EL MISTERIO DE LAS MANOS PELUDAS DE DARTMOOR



Esta historia comienza como una película de misterio de una sobremesa de domingo.
Imaginen a un grupo de policías investigando el último de una serie de extraños accidentes de tráfico, todos acaecidos en un mismo punto de una carretera de Dartmoor, en Devon, Reino Unido. Los agentes se preguntan qué ha podido llevar a varios conductores a morir en un mismo punto de una pequeña carretera comarcal, de noche, sin motivo aparente. Los accidentes han sido todos muy cercanos en el tiempo; el punto es el mismo; nada en la investigación parece apuntar a que el lugar sea especialmente peligroso: ni una gran curva, ni un brusco cambio de rasante, ni siquiera un tráfico denso, o huellas de que hayan podido impactar con nada o con nadie. Todo es un gran enigma, algo que sus mentes racionales se ven incapaces de resolver…

¿Qué extraño fenómeno llevó a varios testigos durante los años veinte, en Dartmoor, Reino Unido,
a asegurar que unas misteriosas manos fantasmales les habían hecho perder el control de sus vehículos?

En la zona, desde hace tiempo ‒este último accidente tiene lugar en 1921‒ se vienen registrando accidentes de este tipo precisamente en esta misma carretera. Desde 1910, por parte de conductores de automóviles, y ciclistas, y por supuesto, como siempre, las teorías populares no descartan la implicación en todos ellos de algún elemento sobrenatural.
Dartmoor es una región mágica del Reino Unido. La cultura popular tiene constancia de ello desde la publicación, en 1902, de El sabueso de los Baskerville, de Arthur Conan Doyle, que está ambientada allí y que tiene como protagonista la leyenda de un misterioso perro fantasmal. Es la región por excelencia de los Big Cats ‒un fenómeno forteano y daimónico del que tendremos que hablar en algún momento‒ y de esta leyenda urbana / misterioso fenómeno que os traemos hoy.
Como decimos, los accidentes mortales y sin aparente explicación se llevaban produciendo en esta carretera, la B3212, desde principios de siglo. En un tramo concreto, que une las localidades de Postbridge y Two Bridges, y siempre bajo un patrón similar que llevaba a las víctimas, los pocos supervivientes, a describir siempre extraños comportamientos de sus vehículos, que de manera inexplicable se salían de la carretera, o giraban misteriosamente sin que ellos hubieran efectuado ningún movimiento equivocado del volante o el manillar.

Dartmoor, en Reino Unido, un lugar lleno de enigmas y muy propicio, a tenor de casos como
el de las manos peludas, a la fenomenología paranormal...

La leyenda adquiere notoriedad cuando el 26 de agosto de 1921 una de las víctimas, un capitán del ejército británico, asegura que unas manos invisibles tomaron el volante al llegar a ese punto y que fue eso lo que le llevó a sufrir el accidente. Hubo testimonios posteriores en este sentido que hablaban directamente de manos peludas, que aparecían y desaparecían para provocar el choque de los vehículos o su salida de la carretera, y en 1924, una pareja de campistas aseguraba haber tenido un encuentro con estas extrañas manos ‒que aparecían solas, sin cuerpo alguno que las acompañara‒ tratando de abrir su caravana.
Las explicaciones científicas aseguran, claro, que todo son fantasías. Respecto a los accidentes, tratan de encontrar la causa en las condiciones de la carretera en ese punto, el hecho ‒muy discutible‒ de que quienes sufrieron los accidentes no conocían bien la zona y circulaban a oscuras. Por supuesto, el hecho de que el fenómeno se convirtiera enseguida en un enorme reclamo informativo, y un tanto amarillista, es motivo suficiente para que tengamos que mirar con recelo esos últimos testimonios, el sentido último de lo que pudo ocurrir realmente (y que sigue sin haber sido resuelto) pero: ¿quién de vosotros, tras escuchar estas historias, circularía con tranquilidad por esa zona durante la noche, sin temer en algún momento que esas manos peludas puedan tomar el volante y hacernos sufrir una salida de vía? ¿Nos parecerían igual de bizarras esas manos, como ahora, si estuviéramos en unas circunstancias como las que vivieron aquellos testigos?
El terror y el miedo son elementos fundamentales en nuestras vidas; el grado de realidad, de realidad constatable en sucesos como estos, es algo más bien relativo: podría tener más que ver con lo que ocurre en nuestro cerebro, en nuestra mente, que lo que podemos palpar materialmente con los sentidos. Y por muy paradójico que parezca, eso no hace menos reales este tipo de acontecimientos...

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