jueves, 16 de mayo de 2019

LA BESTIA ASESINA DE MALAWI



Soy un gran amante de la criptozoología, como ya sabéis. Soy consciente plenamente de que se trata de una disciplina controvertida, que la mayoría de las veces tiene que conformarse con migajas de evidencias en forma de testimonios equívocos, cuando no muy cuestionables, y que transita, otras muchas veces, en el difuso territorio entre la realidad y la fantasía.
Como en el resto de disciplinas vinculadas al misterio, basta una pequeña muestra de verosimilitud para que el fogonazo del entusiasmo prenda en la mirada siempre inquieta de los aficionados, que no paramos nunca de prestar atención a las novedades que están surgiendo día a día y de forma constante.

¿Qué fue lo que atacó a los habitantes de Dowa en 2003? ¿Fue una hiena, o fue
otra cosa...?

Quienes seáis viejos en esto, recordaréis el triste caso de la Bestia del Terror de Malawi. Fue un suceso muy conocido que acaeció en el país africano en el año 2003, y cuyas consecuencias más destacadas fueron la muerte de dos ancianas y de un niño de tres años en el poblado de Dowa.
Según los testimonios, la aldea en la que habitaban había sido atacada por sorpresa y durante la noche por un terrible animal que muchos identificarían con una hiena, y que, presa de una rabia incontenible, había los devorado los intestinos de las víctimas mortales, sus órganos sexuales, y había dejado salvajemente mutiladas a otras 16 personas que perderían manos, piernas, narices u orejas entre otros miembros.
La bestia, dijeron también las autoridades científicas, podía haber sido una hiena salvaje. Algo conocido, identificado y, en principio, fácil de neutralizar para el hombre del siglo XXI ‒que también en el empobrecido continente africano cuenta con armas de fuego, por ejemplo‒, pero que aterrorizaría a la población y movilizaría, fuera de sus casas, a cerca de 4.000 personas en la comarca.
También se movilizó al ejército. Un testigo de la operación de caza que se puso en marcha dijo haber logrado ver en un momento dado al animal pero su testimonio, que daba crédito a la hipótesis de la hiena, fue rechazado por quienes habían padecido los ataques.
El animal que ellos habían visto, decían, era mucho más grande que una hiena y tenía las patas mucho más largas. Cierto que en un momento como el de los ataques, y en plena noche, es difícil poder establecer cualquier tipo de testimonio razonable en este sentido pero se trataba, como podemos entender, de un animal muy habitual en la zona, conocido por todos ellos, y que por este motivo debía de haber sido bastante fácil para ellos de poderlo identificar.

Las vastas regiones vírgenes de África podrían esconder aún especies por catalogar...

Como fuera, los rumores acerca de ciertos elementos paranormales en el caso no se hicieron esperar. Ante la falta de una respuesta convincente, por parte del ejército (que no logró encontrar al animal culpable) hubo quien dijo que en el monstruo podía habitar el espíritu de otro animal que había sido sacrificado un año antes con crueldad en la aldea, y que regresaba, así, de la tumba, para vengarse de sus verdugos.
Otros, como Patrick Harpur, verán en esta “Bestia de Malawi” los atributos innegables del ser daimónico, esquivo, difuso y nocturno, que resulta siempre parecido a muchas otras cosas pero sin que nadie lo pueda concretar en algo real.
Yo… En fin, qué queréis que os diga. Soy amante de la criptzoología, así que estas cosas me las llevo a mi terreno.
El mundo está lleno de misterios, podría deciros, cosas que desconocemos y a las que todavía no hemos tenido ocasión de acceder. Animales por catalogar, por ejemplo, que podrían estar escondidos todavía hoy en lo más profundo de un continente infinito, lleno de tierras vírgenes, como es desde luego África…

No hay comentarios:

Publicar un comentario

LO MÁS LEÍDO