lunes, 18 de enero de 2021

EL "PUEBLO-LAGARTO" DE LA CIUDAD DE LOS ÁNGELES

Mucho antes de que David Icke nos enseñara a hacer una lectura completamente realista de la serie “V”, y de que Internet popularizara el fenómeno de los reptilianos, existieron auténticas teorías de la conspiración que relacionaban a insólitas razas de hombres-lagarto con civilizaciones perdidas, túneles subterráneos bajo la ciudad de Los Ángeles y misteriosos secretos ocultos.


Bajo la ciudad de Los Ángeles, una de las más populosas del mundo,
se esconden algunos inquietantes secretos...


La leyenda, conocida popularmente como “El pueblo de los Lagarto” ‒en inglés “Lizard People”‒, parte de una curiosa historia que tuvo lugar en la populosa ciudad estadounidense a comienzos de los años treinta.

No es la única leyenda que vincula los inquietantes subterráneos de Los Ángeles con rumores de todo tipo. Es bastante conocida la red de túneles clandestinos que durante la “ley seca” fue utilizada por las mafias locales para burlar a las autoridades y distribuir alcohol y celebrar fiestas ilegales; más tarde, hacia los años cincuenta, kilómetros de túneles quedarían abandonados a su suerte en el proyecto fallido de dotar a la ciudad de una red de metro.

La leyenda de “el pueblo de los lagartos” va más atrás en el tiempo.

Todo comenzó cuando un ingeniero de minas de nombre George Warren Shufelt anunció la existencia, bajo la ciudad, de lo que aseguraba eran los restos de una gran civilización pre colombina de cinco mil años de antigüedad.

Al parecer, todo le había sido revelado por un jefe indio hopi ‒cuya existencia nunca ha podido ser probada‒, de nombre Jefe Hoja Verde o L. Macklin, que le había hablado de aquel pueblo antiquísimo y de las grandes ciudades subterráneas que se habían visto obligados a construir por toda California como consecuencia de una gran catástrofe.

¿Existen restos de una antigua civilización precolombina en el subsuelo de Los Ángeles?
(Imagen: deidad de los nativos hopi. Fuente: Wikipedia)


Se trataba de gentes de avanzada tecnología e inteligencia elevadísima, que adoraban a dioses en forma de lagarto ‒de ahí su nombre‒ y que atesoraban en alguna parte de ese laberinto construido bajo Los Ángeles, en lo que Shufelt llamaba “habitación clave”, treinta y siete tablas fabricadas en oro en las que se recogía la historia de los mayas americanos y el origen de la raza humana…

¿Tablas de oro? ¿Les suena?

En esto también podría haberse adelantado esta leyenda a la que rodea, por ejemplo, la cueva de los Tayos de Ecuador.

Pero la historia de Shufelt es aún más fascinante.


El protagonista de esta extraña historia: George Warren Shufelt.


Entre 1933 y 1934 llevó a cabo numerosas excavaciones ayudado por un mapa antiguo de cuero que supuestamente indicaba algunos puntos clave de aquel sistema de túneles, y una máquina fabricada por él mismo ‒una especie de cilindro equipado con cristales y un pequeño péndulo en su interior, según detallaba la prensa de la época‒ y que combinaba la moderna, al menos por entonces, tecnología de los rayos x, y la más tradicional ciencia de la radiestesia.

Aunque nunca, según se decía, había encontrado nada, estamos seguros de que su aventura supo llenar y encender la imaginación de muchos vecinos de Los Ángeles. La época ‒en plena Gran Depresión‒era propicia para entusiasmar a gente empobrecida y ávida de riquezas.

La historia de Shufelt se mezclaba con rumores sobre tesoros enterrados por los españoles en la época en que aquellos controlaban aquellas tierras; otras historias anteriores, posiblemente inventadas, por una prensa que hacia finales del siglo XIX pugnaba por atraer colonos y trabajadores a California bajo toda clase de reclamos.

Hoy en día, no me lo negarán, la historia de aquel desesperado buscador de tesoros logra también captar nuestro entusiasmo. Ya hemos dicho que Los Ángeles es un lugar lleno de leyendas en torno a su subterráneo. Como Toledo, como Londres, como tantas y tantas grandes ciudades de todo el mundo, guarda ese reverso oscuro de misterio y leyenda bajo su apariencia exterior de luminosidad y glamour.

Como saben, no nos gusta ser excesivamente escépticos, ¿qué le vamos a hacer…?

Y así, terminaremos con un dato, un apunte que nos parece importante.

Por muy loco que pareciera el proyecto de Shufelt, parece ser que contó con el apoyo de la corporación municipal en sus excavaciones 

Para algunos, será una simple muestra de hasta qué punto podía llegar el entusiasmo de las gentes de la época por salir de la rutina, de la tristeza que engendra a veces la pobreza, la desesperación. Pero también puede ser una muestra de que tal vez el tipo, y sus hipótesis, no eran tan locas como un podría llegar a creer en un principio...


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