Esta
historia comienza como una película de misterio de una sobremesa de domingo.
Imaginen
a un grupo de policías investigando el último de una serie de extraños
accidentes de tráfico, todos acaecidos en un mismo punto de una carretera de
Dartmoor, en Devon, Reino Unido. Los agentes se preguntan qué ha podido llevar
a varios conductores a morir en un mismo punto de una pequeña carretera
comarcal, de noche, sin motivo aparente. Los accidentes han sido todos muy
cercanos en el tiempo; el punto es el mismo; nada en la investigación parece
apuntar a que el lugar sea especialmente peligroso: ni una gran curva, ni un
brusco cambio de rasante, ni siquiera un tráfico denso, o huellas de que hayan
podido impactar con nada o con nadie. Todo es un gran enigma, algo que sus
mentes racionales se ven incapaces de resolver…
¿Qué extraño fenómeno llevó a varios testigos durante los años veinte, en Dartmoor, Reino Unido, a asegurar que unas misteriosas manos fantasmales les habían hecho perder el control de sus vehículos? |
En
la zona, desde hace tiempo ‒este último accidente tiene lugar en 1921‒ se
vienen registrando accidentes de este tipo precisamente en esta misma
carretera. Desde 1910, por parte de conductores de automóviles, y ciclistas, y
por supuesto, como siempre, las teorías populares no descartan la implicación
en todos ellos de algún elemento sobrenatural.
Dartmoor
es una región mágica del Reino Unido. La cultura popular tiene constancia de
ello desde la publicación, en 1902, de El sabueso de los Baskerville, de Arthur
Conan Doyle, que está ambientada allí y que tiene como protagonista la leyenda
de un misterioso perro fantasmal. Es la región por excelencia de los Big Cats
‒un fenómeno forteano y daimónico del que tendremos que hablar en algún
momento‒ y de esta leyenda urbana / misterioso fenómeno que os traemos hoy.
Como decimos, los accidentes mortales y sin aparente explicación se llevaban produciendo en esta carretera, la B3212, desde principios de siglo. En un tramo concreto, que une las localidades de Postbridge y Two Bridges, y siempre bajo un patrón similar que llevaba a las víctimas, los pocos supervivientes, a describir siempre extraños comportamientos de sus vehículos, que de manera inexplicable se salían de la carretera, o giraban misteriosamente sin que ellos hubieran efectuado ningún movimiento equivocado del volante o el manillar.
Como decimos, los accidentes mortales y sin aparente explicación se llevaban produciendo en esta carretera, la B3212, desde principios de siglo. En un tramo concreto, que une las localidades de Postbridge y Two Bridges, y siempre bajo un patrón similar que llevaba a las víctimas, los pocos supervivientes, a describir siempre extraños comportamientos de sus vehículos, que de manera inexplicable se salían de la carretera, o giraban misteriosamente sin que ellos hubieran efectuado ningún movimiento equivocado del volante o el manillar.
Dartmoor, en Reino Unido, un lugar lleno de enigmas y muy propicio, a tenor de casos como el de las manos peludas, a la fenomenología paranormal... |
La
leyenda adquiere notoriedad cuando el 26 de agosto de 1921 una de las víctimas,
un capitán del ejército británico, asegura que unas manos invisibles tomaron el
volante al llegar a ese punto y que fue eso lo que le llevó a sufrir el
accidente. Hubo testimonios posteriores en este sentido que hablaban
directamente de manos peludas, que aparecían y desaparecían para provocar el
choque de los vehículos o su salida de la carretera, y en 1924, una pareja de
campistas aseguraba haber tenido un encuentro con estas extrañas manos ‒que
aparecían solas, sin cuerpo alguno que las acompañara‒ tratando de abrir su
caravana.
Las
explicaciones científicas aseguran, claro, que todo son fantasías. Respecto a
los accidentes, tratan de encontrar la causa en las condiciones de la carretera
en ese punto, el hecho ‒muy discutible‒ de que quienes sufrieron los accidentes no
conocían bien la zona y circulaban a oscuras. Por supuesto, el hecho de que el
fenómeno se convirtiera enseguida en un enorme reclamo informativo, y un tanto
amarillista, es motivo suficiente para que tengamos que mirar con recelo esos últimos testimonios, el sentido último de lo que pudo ocurrir realmente (y que sigue sin haber sido resuelto) pero: ¿quién de vosotros, tras escuchar estas historias, circularía con tranquilidad
por esa zona durante la noche, sin temer en algún momento que esas manos
peludas puedan tomar el volante y hacernos sufrir una salida de vía? ¿Nos
parecerían igual de bizarras esas manos, como ahora, si estuviéramos en unas circunstancias como las que vivieron aquellos testigos?
El terror y el miedo son elementos fundamentales en nuestras vidas; el grado de realidad, de realidad constatable en sucesos como estos, es algo más bien relativo: podría tener más que ver con lo que ocurre en nuestro cerebro, en nuestra mente, que lo que podemos palpar materialmente con los sentidos. Y por muy paradójico que parezca, eso no hace menos reales este tipo de acontecimientos...
El terror y el miedo son elementos fundamentales en nuestras vidas; el grado de realidad, de realidad constatable en sucesos como estos, es algo más bien relativo: podría tener más que ver con lo que ocurre en nuestro cerebro, en nuestra mente, que lo que podemos palpar materialmente con los sentidos. Y por muy paradójico que parezca, eso no hace menos reales este tipo de acontecimientos...
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