martes, 29 de enero de 2013

LOS TOLTECAS Y EL ENIGMA DE “EL DORADO”



Los primeros españoles que pisaban el Nuevo Mundo lo hacían borrachos de leyendas sobre el oro, un metal que en la vieja Europa era sinónimo de riqueza, y que el América parecía tener un significado un poco más ambiguo. Los pueblos que iban encontrando lo utilizaban para fabricarse joyas y objetos ceremoniales, pero no lo utilizaban como moneda. Sin embargo, le daban un origen divino, y lo reverenciaban como un don otorgado por los dioses.

Algunos aztecas temieron, al ver a Cortés, estar ante su temido Qetzalcóatl o "serpiente emplumada", dios de su mitología relacionado con el origen del oro. En las leyendas, se le solía representar con barba, casco y la tez blanca...

Hernán Cortés se volvió loco preguntando a Moctezuma de dónde salía el oro que había en sus ciudades. El líder azteca le aseguraba que todo lo que su pueblo sabía sobre este metal procedía de los toltecas, un pueblo que había existido varios siglos antes y que había desaparecido. Al preguntar de dónde lo habían aprendido los toltecas, la respuesta era simplemente, de los dioses.
La arqueología no ha podido encontrar, efectivamente, evidencias de una actividad minera importante entre los aztecas o los mayas, otros descendientes de los toltecas. Sí, tal y como se desprende de las crónicas de los conquistadores, de una actividad que se desarrollaba junto a los ríos, y que es similar a las prácticas que se desarrollaban en el lejano oeste durante la fiebre del oro.
¿Cómo explicaban los americanos nativos el origen del oro?
Al parecer, según sus leyendas, eran restos de sus excreciones, de sus lágrimas arrojadas a la tierra. Ellos se afanaban en recogerlas para elaborar objetos que después dedicaban a los dioses. De alguna forma, les devolvían lo que era suyo.
Sin embargo, según algunos investigadores las cantidades de oro que salieron de América hacia el Viejo Continente no cuadran con lo que se entiende por una recogida marginal de oro en las riberas de los ríos. Hay quien apunta a que los conquistadores nunca llegaron a conocer un secreto que estaría detrás del oro que aquellos pueblos manejaban.
El origen del conocimiento de la minería por parte de estos pueblos sigue siendo un enigma, como lo es El Dorado. ¿Alguna vez llegará a conocerse?
Quizá en los toltecas, y en su misterioso origen, pueda hallarse la respuesta. 

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