A Rennes Le Chateau se accede a través de una estrecha
carretera sinuosa, llena de curvas, que va ascendiendo mientras bordea un valle
abierto y ancho entre montañas no demasiado elevadas. Es un paisaje que recuerda
a los campos de Soria, o a los del lado segoviano de la sierra de Guadarrama.
![]() |
Sólo hace falta asomarse a esa ventana y comenzar a soñar... |
Al
llegar, uno se topa con un conjunto de casitas de piedra y tres o cuatro calles
–no parecen muchas más-, que sorprenden a alguien que llega con la mochila llena de leyendas,
fantasías e ilusiones sobre un lugar mítico en el mundo del misterio.
Deja inmediatamente el coche en cualquier lado, y se pone a caminar.
Busca los rincones por los que anduvo el mítico párroco Bérenger Sáunière,
que llegó allí un día de 1885 y forjó un cuento que parece de hadas y que, a
decir de muchos, fue totalmente real.
Se cuenta que Sáunière vino a este pueblecito del sureste francés –próximo
a Tolouse y Carcasonne, a los Pirineos y al mar Mediterráneo-, sin un duro
en el bolsillo. Que encontró algo en la iglesia, bajo el altar, que podría
haberle dado la pista del mítico tesoro de los templarios. Que buscando,
investigando junto a algunos misteriosos personajes con los que se le
relaciona, halló oro o lo que fuera, y que empezó a prosperar.
Todavía quedan en pie algunas de las obras que llevó a cabo
gracias a su posible hallazgo. Reformas en la iglesia parroquial, una mansión
preciosa, modernista y llena de lujos, y una torre dedicada a María Magdalena. Asomarse
a sus ventanas, y ver el valle abajo, extendiéndose a las faldas de su
promontorio como un mar sereno, totalmente calmo, es una sensación inigualable.
Uno puede imaginar a Sáunière paseando por allí, rodeado de libros, manuscritos y
planos, y se imagina mil y un argumentos para películas, libros y relatos. ¡Qué
tertulias hubieron de desarrollarse allí, en aquellos saloncitos que en otoño
se ven bañados por una luz dulce y cálida al atardecer! Dan Brown y su Código Da Vinci
dieron buena cuenta de ello.
Pero al margen de estas leyendas, el lugar es asombrosamente
inspirador. Uno de esos centros telúricos que recorren Europa de cabo a rabo. También el mundo entero. Un lugar mágico, como el castillo de Montsalvat, no demasiado lejano.
![]() |
Bérenger Sáunière (1852-1917) |
Tras cientos de kilómetros de carreteras, de haber cruzado
fronteras y de haber pasado fatigas; cuando uno, digo, llega por fin al lugar, y
se deja poseer por la magia que emana del subsuelo, se olvida de todo. Piensa
que qué suerte haber tenido la ocasión de contemplarlo, y piensa, también, en
todas las cosas que le quedan por ver y que algún día verá. A veces la
imaginación es el mayor de los tesoros.
La imaginación, y esos libros que tanto inspiran. Junto a lugares como Rennes-le-Chateau.
Si te interesa saber más sobre el tema entra en mi blog: www.laisladesibila.blogspot.com
ResponderEliminar