Qué más quisiéramos
saber nosotros la verdad. La verdad es un concepto en decadencia, al menos tal
y como lo habíamos conocido hasta ahora.
La historia dará la razón a los desconfiados. |
Los escépticos dirán
que ya se sabe todo, que especular es tan sólo eso, especular, y que dudar y
hablar de conspiraciones es más que una estupidez.
Pero yo les
preguntaría a los escépticos qué piensan ahora de los gobernantes de aquella
época, de los ex presidentes de EE.UU., Reino Unido o España, que por entonces
decidieron encabezar una guerra contra Iraq y que aseguraban que había allí
armas de destrucción masiva que ponían en peligro al resto del mundo. Se trata
de los mismos bajo cuyo mandato se investigó aquella tragedia, se dio
información al respecto a la población.
¿Qué nos hace
confiar en ellos?
El mero hecho de que
parte de sus colaboradores –o ellos mismos, a través de familiares– se hayan
enriquecido gracias al conflicto que generaron aquellos atentados, debe hacer
pensar a la ciudadanía.
También el que
los medios de comunicación oficiales hayan decidido olvidar el asunto.
No hablaremos de
pruebas, que las hay. Simplemente evidencias que no se han explicado.
La historia
acabará dando la razón a los desconfiados.
Malos, malos
ciudadanos que han de pagar su falta de apoyo con medidas represoras, incluso
con la eliminación de ciertos derechos.
¿No parece todo,
visto en perspectiva, un todo orquestado?
La muerte de Bin
Laden ha sido el último acto de la pantomima. ¿Cuál será el siguiente?
Hay quien mira
hacia arriba, hacia las estrellas, y quizá no ande desatinado. Pero atención a
Irán. Y a China.
Quien desee saber
más que acuda sin falta alguna al libro del señor Bruno Cardeñosa 11 S. Historia de una infamia. Allí
encontrará algunas claves.
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