No es ningún secreto que nos apasionan los triángulos misteriosos. Ya hemos hablado por aquí del archifamoso de las Bermudas, de otros menos conocidos como el del Dragón, en el Pacífico, o el de Alaska, en el extremo noroccidental del continente americano, y volvemos precisamente allí, a América, para traeros noticia de uno particularmente inquietante, posiblemente el que más chicha tiene que cortar de todos los que se conocen, se tienen registrados, y que es conocido como el triángulo de Bennington.
Se sitúa en el estado norteamericano de Vermont, casi en la frontera con Canadá. La verdad es que no sabríamos por dónde empezar, ya que sus misterios son innumerables.
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¿Qué relación existe entre los misteriosos fenómenos que se registranen este lugar y las desapariciones de varias personas en los años cuarenta? (Fotografía de Skitterphoto from Pexels) |
Se sitúa en el estado norteamericano de Vermont, casi en la frontera con Canadá. La verdad es que no sabríamos por dónde empezar, ya que sus misterios son innumerables.
Todos
los artículos dedicados a él se centran, claro, en las desapariciones que han
venido produciéndose durante los últimos años, concentradas en la década de los
cuarenta del siglo XX ‒entre 1945 y 1950‒ que sacudieron los noticiarios de
Estados Unidos de aquella época.
Excursionistas,
guías de montaña, hasta un niño, desaparecieron sin dejar rastro alguno en un
área circunscrita en torno al paraje conocido como Glastenbury Mountain...
No es una zona cualquiera, ni mucho menos. Las leyendas en torno a los extrañísimos fenómenos naturales que se producen en ella vienen de lejos. Los antiguos nativos de la zona ya fijaban su atención en ella considerándola maldita, por creer que los vientos procedentes de los cuatro puntos cardinales se daban cita en ella en una lucha misteriosa y eterna, llena de evocaciones malignas. Hay avistamientos de extraños seres que algunos vinculan con el Bigfoot, pueblos fantasmas tocados por la desgracia, rumores acerca de extrañas luces en el cielo ‒OVNIS‒ y por supuesto, la sospecha de que algún tipo de asesino en serie haya podido operar allí durante la oleada de desapariciones antes comentada.
No es una zona cualquiera, ni mucho menos. Las leyendas en torno a los extrañísimos fenómenos naturales que se producen en ella vienen de lejos. Los antiguos nativos de la zona ya fijaban su atención en ella considerándola maldita, por creer que los vientos procedentes de los cuatro puntos cardinales se daban cita en ella en una lucha misteriosa y eterna, llena de evocaciones malignas. Hay avistamientos de extraños seres que algunos vinculan con el Bigfoot, pueblos fantasmas tocados por la desgracia, rumores acerca de extrañas luces en el cielo ‒OVNIS‒ y por supuesto, la sospecha de que algún tipo de asesino en serie haya podido operar allí durante la oleada de desapariciones antes comentada.
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Las antiguas leyendas indígenas apuntan a misteriosos fenómenos naturales vinculados a este lugar... |
El
hecho es que la propia naturaleza ‒la real, la constatada, la que no necesita
tirar de la imaginación‒ ya nos habla allí de fenómenos extrañísimos, que hacen
crecer las plantas siguiendo patrones «antinaturales» que ya de por sí bastan
para desorientar a quien se adentra por sus bosques. La meteorología es
enormemente variable; hay numerosos pozos de minas sin cerrar que se ocultan
bajo la espesura de la vegetación y que, según los escépticos, podría estar
detrás de esas desapariciones porque uno puede caer en ellos fortuitamente sin
que nunca jamás pueda volver a ser rescatado.
Eso,
evidentemente, no explica toda la fenomenología. No explica los extraños
sonidos que muchos atestiguan haber oído al penetrar en el bosque, las luces,
los olores… El hecho de que uno de los cadáveres ‒el de Frieda Langer,
desaparecida mientras hacía excursionismo con unos amigos en 1950‒ apareciera
poco después en avanzadísimo estado de descomposición en una zona que ya había
sido rastreada previamente, o algunas de los fenómenos que han tenido lugar
recientemente, y que añaden aún más misterio a la actividad extraña de la zona.
Es
el caso registrado por un periódico local ‒y que encontramos citado en la
página LISTVERSE‒, donde el excursionista Robert Singley ‒según se nos dice,
experimentado y acostumbrado a la vida en la montaña‒ sufrió una extraña
experiencia en aquel lugar que le llevó a verse, primero, envuelto en una
extraña niebla mientras caminaba, que le llevaría después a perderse para,
finalmente, vivir misteriosas alucinaciones que le harían verse rodeado de
huesos ‒huesos que confundía constantemente con palos con los que trataba de hacer
fuego‒ en una situación que él achacaría a la sugestión, al cansancio y a la
oscuridad, pero que desde luego ‒y muchos estaréis de acuerdo conmigo‒ recuerda
a las historias más macabras de Poe, o de Stephen King…
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