El
más romántico de los poetas franceses, dicen los manuales. Extravagante,
activo, viajero; precursor del movimiento surrealista; loco, suicida… Nacido en
1808, como todo buen artista que se precie abandona enseguida los planes
familiares para iniciarse en una profesión respetable ‒la de médico‒ y se
embarca desde joven en algunas arriesgadas aventuras literarias que le acaban
arruinando tras el fracaso de una ambiciosa revista de creación.
Gérard de Nérval (1808-1855) |
Dicen
esos mismos biógrafos que su momento de mayor locura coincide con el momento de
mayor clarividencia esotérica (eso último, en realidad, lo decimos nosotros).
Lee
sobre astrología, quiromancia, Tarot, entre ingreso e ingreso en el hospital.
Termina
viajando a Oriente, porque sabe que todo parte de allí.
Antes,
ha conocido a Dumas, y a muchos otros iniciados ‒aunque la historia de la
literatura quiera dejar este hecho a un lado‒ y comprende que ese mundo que es
mucho más complejo que el que pueden ver los demás ‒aunque mucho más simple, en
realidad‒ tiene un sentido; un sentido que se encuentra en las
correspondencias…
Sus
obras están construidas en base a estas doctrinas. Quien lea Sylvie podrá
escudriñar entre sus páginas el orden astrológico del Horóscopo; quien lea
Aurelia podrá encontrar en ella los arcanos mayores del Tarot.
Podemos
entender el Romanticismo como un movimiento que trata de romper las reglas, que
intenta rasgar la camisa de fuerza del clasicismo, pero también, siguiendo la
biografía de Nerval, como un intento de situarse bajo otro punto de vista y
comprender que la realidad va más allá de un conjunto de reglas rígidas,
previsibles...
¿Fue el suicidio de Gérard de Nerval fruto de algún tipo de conspiración? ¿Se mató, o le mataron por haber revelado ciertos secretos...? |
Hay
un mundo de correspondencias mágicas, invisibles. Hay un orden diferente al del
azar y los procesos materiales. Hay una jerarquía cósmica, que tenemos que
aprender a conocer, y a manejar, y que es capaz de sacarnos de la mediocridad a
la que nos encadena el materialismo habitual de las cosas.
Según
algunos, Nerval no se suicidó, sino que le suicidaron. Murió ahorcado en una
tétrica calle de París, se cuenta que ahogado en sus dificultades mentales.
Raro en alguien que en esos últimos momentos creía despertar, ¿no?
Tal
vez, como se cuenta en determinados círculos, tuvieron que acabar con él por
haber revelado al mundo ciertos secretos, que deberíamos de esforzarnos por desentrañar de lo más profundo de sus obras…
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