martes, 7 de enero de 2014

EL TRIÁNGULO DEL DRAGÓN


La leyenda habla de un enorme dragón que vive bajo el agua, y que emerge de vez en cuando, acompañado de un ruido estremecedor y de luces siniestras que aparecen, de pronto, en el horizonte.
Se trata de un fenómeno que los pescadores japoneses del oeste de la isla llevan viviendo miles de años, y que les ha llevado a bautizar aquella zona del Pacífico como «Mar del Diablo».
Como en el Triángulo de las Bermudas, el océano puede pasar en pocos minutos de la absoluta
calma a la más enfurecida de las tormentas...

Al parecer, los barcos pesqueros han sufrido allí una enorme cantidad de incidentes. Como en el Triángulo de las Bermudas, las brújulas se vuelven locas y el tiempo puede pasar rápidamente de la calma más absoluta a una tormenta de proporciones gigantescas.
Como el famoso triángulo situado en el Atlántico, el triángulo del Dragón está situado un poco por encima del Ecuador, aproximadamente a la misma latitud de aquél.
Y cuenta con sus propias ruinas bajo el agua –recordemos Bimini– que hablan de algo importante que lleva ahí desde mucho antes de las civilizaciones de las que tenemos noticia, y que sólo los más osados se atreven a mencionar…
Las luces, las desapariciones, llevan a algunos investigadores a hablar de seres de otros planetas, que tendrían aquí, como en el Triángulo de las Bermudas, bases bajo el agua.
La explicación oficial es que las desapariciones de barcos –que se multiplicaron, dicen los datos, en torno a los años 40 y la II Guerra Mundial– tenían más que ver con la meteorología adversa de la zona, y las características, en general, de las aguas que bañan Japón.
¿Están relacionadas las gigantescas construcciones halladas bajo las aguas
con los fenómenos extraños que los pescadores del oeste de Japón llevan
sufriendo desde hace cientos de años?

Pero esas construcciones mastodónticas que han sido halladas en el lecho del Océano parecen indicar maravillas que no han sido aún convenientemente explicadas.
Un secreto de la Tierra, y del pasado de este planeta, que clama a gritos un poco de atención.
Demasiadas casualidades, demasiados fenómenos inexplicables concentrados en un solo lugar.

Quizá llevemos demasiado tiempo dándole la espalda a las leyendas y sea momento de poner patas arriba lo que sabemos...

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