Seguimos
en Granada, la ciudad de la que nunca apetece marcharse. No nos vamos muy lejos
de la Alhambra; atravesamos el Darro y nos situamos en el monte sagrado
conocido en la antigüedad como Valparaíso y que hoy denominamos con propiedad
el Sacromonte.
Viajamos
hasta el año 1595.
¿Realidad o falsificación? ¿Qué misteriosas conexiones se esconden tras el hallazo en Granada, en 1595, de los libros plúmbeos del Sacromonte...? |
Es
una época convulsa para la ciudad; algo más de cien años desde la conquista por
parte de los reyes católicos, los moriscos que aún habitan en ella son objeto
de continuas sospechas en torno a su verdadera fe ‒habían sido obligados a
convertirse en 1502‒ y la reciente rebelión que había tenido lugar años atrás y
que había sido terrible y culminaría años después con la expulsión.
Ese
año, un par de misteriosos personajes que andan buscando una mina de oro por la
zona se topan con una extraña lámina de plomo con extrañas inscripciones bajo
una piedra. Sería la primera de otras muchas localizadas en ese mismo lugar
‒hasta un total de 223‒ que compondrían, con el tiempo, lo que luego se vendría
a llamar los libros plúmbeos del Sacromonte, un total de 21 volúmenes
compuestos por estas láminas de plomo, de unos 10 centímetros de diámetro, que
convulsionarían en su momento la vida intelectual, política y religiosa de la
época.
Estaban
llenos de textos escritos en un idioma misterioso, entre el latín y el árabe
‒hay quien dice que se trataba de una lengua muerta, hispano íbera‒ y símbolos
tales como el Sello de Salomón.
Muchos
estudiosos de la época, como el hebraísta Arias Montano ‒mano derecha de Felipe
II en la constitución ni más ni menos que de la biblioteca hermética de El
Escorial‒ no dudaron en considerarlos enseguida una falsificación, una idea que
ha pervivido hasta nuestros días, donde el consenso general tiende a pensar que
pudieran haber sido un intento de ciertos círculos moriscos de legitimar el
origen hispano y cristiano de este pueblo ‒que como decíamos, estaba al borde
de la expulsión‒ intentando demostrar con estos libros su antigüedad, y el
origen árabe, de alguna forma, del cristianismo en España, y concretamente en
Granada.
Sin
embargo, hay elementos que llevan a contradecir esta opinión consensuada. El
principal de todos ellos el que la iglesia, que terminó condenando estos libros
como heréticos, aceptara sin embargo la legitimidad de las reliquias de los
santos que fueron encontradas junto a ellos ‒entre ellas las de san Cecilio,
actual patrón de Granada‒, y que los propios libros permanecieran durante
varios siglos custodiados en la biblioteca vaticana, hasta su devolución, en el
año 2000, a la ciudad, que los posee en la actualidad ‒bajo el poder de la
iglesia, todavía‒ y sin que se permita un estudio riguroso de las planchas.
Otro
elemento de sospecha es precisamente ese uso de símbolos prohibidos, peligrosos
en la época, como podía ser el sello de Salomón. El escritor Antonio Enrique se
pregunta qué sentido podía tener para un falsificador de la época el colocar en
estos documentos de plomo símbolos de este tipo, que automáticamente podrían
haber situado bajo la lupa de la Inquisición dichos documentos, y favoreciendo
su desautorización inmediata.
Este
mismo autor señala la realidad oculta que podría esconderse tras este extraño
asunto; la infinidad de inscripciones misteriosas que no sólo en los libros de
plomo, sino en las paredes y cuevas de todo el Sacromonte se pueden encontrar;
recuerda el simbolismo evidente que existe en la leyenda de Santiago ‒que entronca
directamente con estos hallazgos, relacionados con el ya citado san Cecilio, un
árabe cristiano que habría acompañado al patrón de España en su viaje de
apostolado a la Península ibérica‒, y explora, desde este punto de vista, la
posible realidad y autenticidad de los libros, que son en cualquier caso un
asunto fascinante y lleno de resquicios en los que indagar.
De
alguna forma, la implicación de Arias Montano en este asunto, posicionándose en
contra de algo así, nos lleva de manera directa hacia nuestro padre Ventura y
su teoría histórica de la magia, que también hemos tratado en nuestra
RECONQUISTA MÁGICA (aún en proceso)…
¿Y
si estos libros, conocidos también como el Quinto Evangelio, revelaran
realmente algo importante, algo que la iglesia ha querido ocultar? ¿Y si detrás
de su contenido, en esos dibujos y en esas misteriosas inscripciones hubiera
algo más que una simple falsificación del siglo XVI?
¿Cuántas
veces algo real, peligroso para el poder establecido, ha sido envuelto bajo la
maraña de la confusión para ocultarlo, para mostrar una cara falsa, equivocada,
de lo que realmente es?
Enreda
y vencerás, podríamos decir…
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