Dice J.J. Benítez, y con razón, que es este uno de los misterios que más difícil
se lo ha puesto a la arqueología. Se suele despachar como algo que meramente
sirvió, en el pasado, para algún tipo de ritual religioso, pero son estos
objetos tan impresionantes, tan extraños y llamativos, que la imaginación
enseguida se dispara.
Las esferas de Costa Rica: uno de los mayores enigmas del pasado... |
Hay constancia de ellas desde la llegada de los conquistadores. Las
crónicas relatan la existencia de las esferas, aunque sin demasiada emoción. No
fue hasta mucho más tarde, 1939, cuando comenzaron a investigarse seriamente.
Según los investigadores, es una pena que, desde su último descubrimiento,
la mayoría hayan sido movidas de sus emplazamientos originales. Son muchos los
que creen que en el alineamiento de estas esferas –de todos los tamaños, desde
los diez, o los doce centímetros, hasta los tres metros de diámetro– hay un
mensaje oculto. El mismo Benítez, tomando las teorías de algunos, habla de
posibles mapas de navegación, que llevan desde la selva costarricense hasta
lugares lejanos y místicos como la isla de Pascua o Asia Menor.
Es un enigma, y por tanto, habrá que dejar que la Arqueología haga su
trabajo.
Sólo un apunte, tomado de Los anales
sur americanos, de Pizarro: «Escuchéque los altos señores de este imperio [Perú] se reúnen cada cuatro años en elPaís de las Bolas, donde al parecer reciben consejos de grandes sabios».
No se han encontrado esferas en Perú, pero sí en lugares como Méjico, Guatemala
o Brasil... y otros tan lejanos como Bosnia, donde además, también, existen -aunque muchos no lo sepan-, pirámides.
¡Sí! ¡Pirámides en Europa!
¡Sí! ¡Pirámides en Europa!
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