El investigador
cántabro Mariano Fernández Urresti tiene un libro titulado Colón, el almirante
sin rostro, que llena de interrogantes la vida de uno de los personajes más
relevantes de la historia de Occidente.
Ya se ha hablado por aquí de las vinculaciones que muchos investigadores encuentran entre Colón
y los templarios pero, ¿qué hay de Martín Alonso Pinzón, figura clave en el “Descubrimiento”?
En su libro,
Urresti da cuenta de un enigmático viaje que el marinero onubense habría hecho
a Roma meses antes de enrolarse en la aventura colombina. Al parecer, habría
visitado el Vaticano y, en concreto, su biblioteca. De allí se habría traído,
además, una serie de misteriosos papeles.
El caso es que
Pinzón hace cambiar la suerte de Colón, y facilita a éste, en gran medida, la
consecución de su gesta. Con su ayuda, se hace posible reunir las tres
embarcaciones que posteriormente realizarían el viaje. Contratar a buenos
marineros, pertrechar debidamente las naves. Luego, durante la aventura,
surgirían tensiones entre Colón y él, que acabarían con un distanciamiento
entre ambos, e incluso el que las embarcaciones de cada cual terminasen por
llevar rumbos distintos. De hecho, aunque antes de volver a la Península
volverían a reunirse, una y otra llegarían por separado.
Pinzón es una
figura clave en el enigma, tanto o más que Colón. La rivalidad entre ambos
recuerda mucho a la que se libró entre Magallanes y Elcano, dos excelentes
marinos en lucha por hacerse con la gloria. Hubo testigos, tras el
descubrimiento, que quisieron darle todo el mérito de la gesta a Pinzón, en
contra de lo que ha quedado para la Historia.
Quizá la verdad
esté más allá de cualquiera de ellos. Quizá la clave esté en los papeles que
Pinzón se trajo de Roma, o quizá no. Quizá en los misteriosos hombres blancos
ataviados con túnicas del mismo color, que los descubridores encontraron entre
los indígenas, o en los inquietantes objetos occidentales que han ido
apareciendo por el Nuevo Continente, y que estaban allí antes de la llegada de
las tres carabelas.
Hombres del
cielo, dijeron los indios al ver a los conquistadores.
¿Realmente alguna
vez habían visto a alguien llegar desde allí?
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