Decía
Baudelaire que había que ser sublime sin interrupción. Podríamos decir también
«artista hasta la muerte», y en el caso de Bierce habríamos dado en el clavo.
Toda
una vida dedicada a la provocación, la satírica y la crítica sin piedad le
llevaron a una vejez insatisfecha. Dicen que llevaba una pistola siempre encima
para hacer frente a las venganzas que le tenían jurada por sus artículos
mordaces. Que tenía en su despacho la cabeza de un amigo muerto que le daba
protección frente a quienes querían matarle.
Ha habido escépticos que han negado su proximidad con el esoterismo, con las creencias en el más allá, pero basta ver su obra para saber que no podía ser cierto: el escritor está obligado a ser un poco de lo que escribe, aunque sea en un porcentaje muy pequeño.
¿Qué conexión une el misterio de las calaveras de cristal con la vida y obra del escritor estadounidense Ambrose Bierce? |
Ha habido escépticos que han negado su proximidad con el esoterismo, con las creencias en el más allá, pero basta ver su obra para saber que no podía ser cierto: el escritor está obligado a ser un poco de lo que escribe, aunque sea en un porcentaje muy pequeño.
De
todas las teorías sobre su muerte, hay una que merece la pena por encima de
todas; bueno, en realidad son unas cuantas…
Se
sabe que con setenta y un años decide romper con su vida de hasta entonces.
Viaja
a Méjico, e inicia una correspondencia con su familia bastante extraña.
Se
cree que su intención era suicidarse, o al menos obtener para la posteridad una
muerte digna, artística, y cree ver en la revolución que está teniendo lugar en
aquel país el lugar más adecuado.
Sus
misivas son ambiguas, llenas de frases enigmáticas que no aclaran nada, que
dejan abierta la puerta a la especulación…
De
ahí la leyenda, claro. Que si fue tiroteado durante alguna refriega por parte
de los rebeldes, que si llegó a convertirse en líder de los indígenas, que si
murió fusilado tras ser capturado por alguno de los dos bandos combatientes…
Hay quien especula, incluso, con que pudo haberse convertido en una especie de
sacerdote, al estilo del Kurtz de
Joseph Conrad, en algún punto de la selva.
Existe
un libro, que no he sido capaz de encontrar por ninguna parte (de nuevo un
llamamiento para los amigos editores que puedan andar por ahí) que centra sus
especulaciones en la posibilidad de que Bierce hubiera podido formar parte de
los servicios secretos estadounidenses. Es una teoría loca, bizarra, como la
que más, pero apasionante.
Parece
ser que durante aquellos años de su desaparición, aquella fuga voluntaria de
1913, había movimientos internacionales en torno al canal de Panamá, que sería
inaugurado un año después, en 1914. Los americanos estaban muy preocupados por la
presencia de agentes japoneses y alemanes en la zona, que sospechaban podían
estar detrás de algún plan siniestro para atentar contra la obra de ingeniería que,
a la postre, estaba destinada a cambiar el transporte mundial para siempre.
Bierce, según este libro (de título: Ambrose
Bierce, F. A. Mitchell-Hedges and the Crystall Skull) era el candidato
perfecto para observar estos movimientos. Su fama, el hecho de que a priori
pareciera el menos indicado para desarrollar tareas de espionaje (no era su
mayor virtud la reserva, la discreción) le convertían en el más adecuado,
paradójicamente. Una carta enviada a su sobrina parece la mejor prueba de
todas; en ella, el autor asegura que los asuntos que le llevan a Méjico son
algo que todavía no puede revelar…
Ambrose Bierce (1842-¿1913?) según el pintor J.H.E. Partington |
En
Méjico (y siempre en base al citado libro, obra del autor Sibley Morrill, que
lo publica en 1972), el escritor conoce al también escritor y aventurero F. A.
Mitchell-Hedges. Juntos parten hacia Guatemala, donde adquieren, o roban, la
calavera de cristal (que presuntamente y de forma oficial encontrará la hija de
Mitchell-Hedges una década después). Se trata de uno de los objetos más
enigmáticos y controvertidos de la historia reciente (hablamos ya en su momento
sobre ella en esta ENTRADA DEL BLOG), que según algunos es un fraude, y según
otros, es un objeto de poder que, manejado convenientemente, es capaz de los
mayores prodigios. Que se lo digan a Indiana Jones.
De
Guatemala, la extraña pareja viaja a Belice. Allí, según este curioso libro,
pasarán el resto de sus vidas investigando para el gobierno norteamericano las
misteriosas desapariciones del triángulo de Yalbac (del que tendremos de hablar
en algún que otro momento), y posiblemente, también, pergeñando el posterior asunto
de las calaveras de cristal.
No hay ninguna prueba, y la única evidencia resulta ser precisamente la manera en que Mitchell-Hedges escurre el bulto en sus memorias, donde no menciona en ningún momento a Bierce. Curioso, cuando ambos habían tenido que coincidir en aquella época en Méjico, donde Bierce era un tipo bastante popular. Sibley Morrill pone el dedo en la yaga cuando muestra sus dudas acerca de esta relevante ausencia; no cree que alguien tan proclive al autobombo como Mitchell-Hedges hubiera perdido la oportunidad de vincularse al legendario escritor. ¿Qué trataba de ocultar con aquello?, se pregunta. ¿Tal vez la realidad de uno de los episodios más intrigantes de la historia reciente; uno de esos grandes enigmas irresolubles, sobre los que parece flotar como una sombra el elemento siniestro de la conspiración?
Sin cadáver no hay caso, o eso dicen. Y sin misterio no hay historia que merezca ser contada.
Bierce nos dejó muchas historias escritas, pero la mejor, sin duda, fue la que dejó sin concluir para que otros la terminaran...
Ya me habian incitado estas calaveras de cristal, pende que si ls materia prima nobeta industrial y fabricada podría ctener extrañas cualidades fisicas y sensoriales, aunque solo fuera por su limpia y proyectiva belleza intrinseca. El craneo humano en general es ina obra de arte. Desconocia la vida apasionante de este señor que buscsba algo. Llegó a decirlo? Gracias por esta oportuna información
ResponderEliminarDe no ser un craneo industrial componerse, en cambio, de cuarzo podría tener extraños reflejos fisicos o de otro tipo. Siempre me ha sujestionado verlos por la limpia belleza que entrañan. El cráneo humano en general es una obra de arte, una orfebrería de Dios. Desconocía la vida de este señor que parece que buscaba algo. Llego a decirlo? Gracias por esta oportuna historia.
ResponderEliminarDe no ser un craneo industrial componerse, en cambio, de cuarzo podría tener extraños reflejos fisicos o de otro tipo. Siempre me ha sujestionado verlos por la limpia belleza que entrañan. El cráneo humano en general es una obra de arte, una orfebrería de Dios. Desconocía la vida de este señor que parece que buscaba algo. Llego a decirlo? Gracias por esta oportuna historia.
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