martes, 30 de junio de 2020

LOS VIGILANTES OSCUROS DE CALIFORNIA


Cuenta la leyenda que cuando los primeros españoles comenzaron a explorar la cordillera de Santa Lucía ‒situada en la parte central del estado de California, en EE.UU., entre la ciudad de Carmel, en el sur, y el condado de San Luis Obispo‒ muchos de ellos aseguraron sentirse vigilados por lo que describían como «misteriosas sombras inmóviles apostadas en la lejanía».

Según la leyenda, los primeros exploradores españoles se refirieron al fenómeno
como "Los vigilantes oscuros"...

Se trataba, al parecer, de oscuras figuras de tipo fantasmal que aparecían en la distancia en determinados momentos del día ‒principalmente al amanecer, o hacia el final de la tarde‒ y que parecían vigilar cada paso que daban los exploradores a lo largo de los solitarios caminos, los estrechos senderos al borde de las montañas, o los profundos cañones que se forman de manera habitual por la erosión y el agua de los ríos a lo largo de aquella extensa cordillera.
Como en otros muchos misterios y enigmas del continente americano, los investigadores han tratado de encontrar referencias sobre aquel fenómeno en la mitología de los pueblos nativos de la zona, al parecer sin demasiado éxito.
La leyenda, sin embargo, se ha mantenido a lo largo del tiempo, y de los primeros exploradores españoles fue pasando a los misioneros, los colonos anglosajones, los buscadores de oro, cazadores y tramperos, hasta llegar a nuestros días, donde ha pasado a convertirse en un fenómeno bastante sólido e importante del folklore local.
Los testigos, que son numerosos, describen el fenómeno siempre y sin ninguna variación importante de la misma manera. Aquellas sombras, aquellas figuras erguidas al final del camino, sobre riscos o a la orilla de los ríos, siempre se presentan en la lejanía, y se las ingenian para desaparecer antes de que el testigo haya tenido ocasión de poderse acercar a ellos para verlos en detalle.
Parece ser un fenómeno habitual entre cazadores y pescadores de la zona del valle de Salinas; también entre excursionistas y senderistas, muy habituales en todas las épocas del año en esta zona agreste y de gran belleza natural.

¿Podría estar el fenómeno natural conocido como «Expectro de Brocken» detrásdel fenómeno de Los vigilantes oscuros?
No parecen ser violentos, ni tener ningún tipo de malas intenciones respecto a los testigos, y eso ha llevado a ciertos autores a relacionarlos con el fenómeno de los ángeles de la guarda.
Desde el punto de vista escéptico, se los relaciona con fenómenos naturales ‒alucinaciones‒, que podrían producirse por la combinación de ciertos efectos combinados de luz y una atmósfera determinada. Hay quien lo vincula al conocido «Espectro de Brocken» ‒conocido, queremos decir, entre montañeros y científicos‒, que no es más que un efecto engañoso de la vista que lleva a proyectar nuestra propia sombra a varios metros de distancia, y que se produce en ambientes cargados de niebla, sobre todo en zonas de montaña.
Este efecto podría estar detrás de otros fenómenos similares, de corte forteano, que también se producen en zonas de montaña y habituales nieblas, como el conocido como «Gran Hombre Gris» de Ben McDhui, una famosa ‒y presuntamente encantada‒ montaña escocesa…
Sea como sea, el fenómeno ha conseguido traspasar la frontera del tiempo y, como decíamos, establecerse en las leyendas populares de esta zona de Estados Unidos.

El novelista norteamericano John Steinbeck hace una mención
al fenómeno en su colección de relatos recogida bajo el título The Long Valley

Muchos escritores y poetas californianos, como el genial John Steinbeck, se han servido del fenómeno como fuente de inspiración; Steinbeck en concreto lo incluye como tema en uno de los relatos recogidos en su obra The Long Valley; su hijo, Thomas Steinbeck, también escritor, publicó en su día un libro en el que analiza a fondo el fenómeno y lo aborda con seriedad, incluyendo numerosos testimonios de gente de la zona. Su título es In Search of the Dark Watchers (en castellano, En busca de los Vigilantes Oscuros), y está editado por su co autor, el artista visual Benjamin Brode.

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