martes, 5 de agosto de 2014

SINCRONICIDADES, EL MISTERIO Y LA MAGIA DEL DESTINO



La vida, la experiencia, son la mejor escuela de todas. Es muy difícil que un libro, o cualquier otro soporte de conocimiento, pueda igualar en efectividad lo que nos otorga vivir las cosas directamente.
Y así, el acumular años y hechos vividos nos va convirtiendo en sabios, si no caemos en el error de cerrar puertas por pura cabezonería, o esas imposiciones culturales de las que tan difícilmente puede uno desprenderse.


¿Qué es realmente la sincronicidad? Para muchos, el fenómeno paranormal
más habitual y que constantemente nos da sorpresas...

La sincronicidad, ese fenómeno estudiado por tantos y tantos sabios a lo largo de la historia, (el célebre psicólogo Jung, sin ir más lejos) es quizá el único fenómeno “paranormal” del que todos tenemos noticia directa.
Ahí sí que no dependemos de nadie sino de nosotros mismos.
Todos acumulamos al menos una experiencia de este tipo.
Una anécdota por la que el destino nos sorprende poniéndonos cosas en el camino demasiado relacionadas entre sí como para pasarlas por alto.
Casualidades, zanjan los escépticos, arrebatándole a la vida esa poesía y esa maravilla de lo desconocido que es lo más interesante que tenemos, lo único que quizá merezca la pena de verdad estudiar.
Y es que, ¿quién se resiste a pensar que, tal y como apunta Stephen Hawking, las diferentes dimensiones que conviven en el Universo no se cruzan de vez en cuando, mezclando la realidad física, de lo que perciben nuestros sentidos, y la realidad del alma, de nuestro pensamiento? ¿Quién no ha concluido alguna vez que aquello que le pasó en un momento dado, aquel encuentro fortuito, aquella anécdota inolvidable, no formaba parte de cierto destino que estaba escrito?


El célebre psicólogo suizo Carl Gustav Jung (1875-1961) dedicó gran parte
de su exitosa carrera a estudiar el misterioso fenómeno de la sincronicidad.

Con los libros, por ejemplo. ¿Cuántas veces no se ha sorprendido al encontrarse con un libro que había deseado leer hace tiempo, perdido entre las estanterías de una librería de viejo? ¿No le ha tentado pensar que aquel objeto había ido allí a buscarle, o que su mente, en el pasado, había anticipado de alguna manera aquel encuentro?
Y así con todo.
Pensar que la existencia es un caos es, verdaderamente, algo descorazonador. Es más grato pensar que hay un orden, una justicia, y por supuesto, pensar que todo eso está de lado del bien, de las fuerzas positivas. Ahí hay que darle la razón a quien busca una explicación psicológica de las sincronicidades como una simple búsqueda de equilibrio por parte del ser humano, una herramienta de supervivencia mental.
Pero de verdad, piénsenlo bien. Y no nos digan que jamás han sentido la presencia inequívoca de esa magia que surge cuando nos enfrentamos a la realidad de una bella sincronicidad...

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