Vivimos,
posiblemente, uno de los momentos más extraños de la historia de la humanidad. Nunca
como ahora se han tenido al alcance de la mano los medios de comunicación de
que disponemos en nuestra sociedad occidental, y nunca –esto es precisamente lo
extraño– hemos estado más alejados del poder, de la toma de decisiones que
decide el rumbo general de nuestras vidas.
El mundo
presenta dos caras bien diferenciadas: una es la que nos presentan los medios
de comunicación, y la otra, la que podemos palpar y oler cada mañana, al
levantarnos de la cama y bajar a la calle y toparnos con la inminente
catástrofe que se anuncia en cada rostro.
Hay
quien ha dicho por ahí que somos como zombies. Quizá de ahí provenga nuestra
reciente afición a esos seres sin alma que aterrorizan las noches de insomnio
de nuestro subconsciente infantil.
Lo
cierto es que no se promueve la crítica. Ni la crítica, ni la información veraz y objetiva, ni
nada que se le parezca.
Parecen saber
–los que mandan– que de nada sirve el potencial de Internet y sus toneladas de
información sin un espíritu mínimamente despierto, con voluntad de hacer una revolución a su altura.
Todo se
limita a titulares. A fotografías, e imágenes, de pocos segundos impactantes.
Flashes
adormilantes como en el film “La naranja mecánica”, que cada vez está más de
actualidad.
Sólo
unos pocos –proscritos, cada vez más acorralados– se atreven a pensar por sí
mismos.
Reflexionan,
se reúnen, expresan en voz alta sus opiniones y hasta publican.
Quizá no
de forma tan fina y estilizada cómo suelen hacerlo los portavoces mercenarios de los grandes
grupos de comunicación, de esas cabeceras como eslóganes de multinacionales y
partidos políticos (cuyos intereses defienden aquéllos por encima de cualquier otra cosa), pero
sí, al menos con honestidad.
Es el
caso de José Herradón, colaborador de “La rueda del misterio” y algunas cosas
más.
Un tipo
de la calle, un ciudadano responsable, cabreado.
Que un
día decide sacar hacia fuera ese enfado de la forma más razonable que cabe en
estos tiempos absurdos: reuniendo y ordenando algunas de las evidencias más
sangrantes del sistema, a través, en su mayoría, de recortes de prensa y otros datos de acceso libre en la Red.
Vomitándoles
su propia porquería.
La misma
que esparcen a nuestro alrededor, pero con un objetivo bien distinto: llamar a
la rebelión pacífica de las conciencias, que será, a la larga, la más efectiva.
Más información en: http://www.bubok.es/libros/219000/Y-SI-FUERA-VERDAD
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