Las brumas de Atlántico ocultan misterios que llevan fascinando a los
hombres de mar desde muy antiguo, tanto, que su leyenda se pierde en el origen
de los tiempos.
Además de sirenas, monstruos de varias cabezas y proporciones ciclópeas,
hay marineros que aseguran ver islas, que luego los mapas no registran por
ningún lado…
Una de ellas, la más persistente en la memoria, es la de San Borondón.
El nombre de la misteriosa isla fue tomado del santo irlandés San Borondón, protagonista de una épica leyenda medieval. |
Su nombre le viene de un clérigo irlandés que se echó a la mar en el s. VI,
y que en un periplo que ha quedado registrado por diversos autores medievales,
encontró todo tipo de lugares míticos, tribus perdidas y demás, a lo largo y
ancho del inmenso Océano…
Según se cuenta en Canarias, la isla estaría localizada hacia el oeste, más
allá de La Gomera, y aparecería y desaparecería a capricho.
Su nombre forma parte no sólo de la leyenda, también hay constancia de ella
en documentos oficiales. Mapas, avistamientos, teorías de todo tipo tratan de
darle forma, explicación, y ahí viene lo interesante.
Porque bien entrado el s. XX, concretamente en 1953, el diario ABC daba
cuenta de la isla, que había sido vista de nuevo, y hasta en 1958 se publicaba
que había conseguido ser fotografiada…
¿Qué es lo que se esconde tras el mito? ¿Por qué esa insistencia en algo
tan, a priori, absurdo y evidente?
Dicen que la isla aparece y desaparece, oculta bajo la niebla... |
Vienen a la cabeza ideas como la de la Atlántida, o aquellas otras sobre
una civilización perdida más allá de las columnas de Hércules. Se oyen ecos de
plataformas extraterrestres, una suerte de Nautilus que aparece, y desaparece,
y que quién sabrá qué estará haciendo.
Es la inmensidad del Océano, del Mundo, del Universo.
Y nosotros tan pequeños, tan poca cosa, pero afortunadamente todavía tan
crédulos…
No hay comentarios:
Publicar un comentario