miércoles, 24 de abril de 2013

EL ASESINATO DE KENNEDY O LA PRIMERA CONSPIRACIÓN (TELEVISADA) DE LA HISTORIA




La muerte del presidente Kennedy puede considerarse la primera conspiración para todos los públicos de la historia. Fue la primera que el mundo entero pudo presenciar en directo, cómodamente desde sus televisores. Antes que la de la llegada a la Luna o la del tristemente célebre atentado de Nueva York.
¿Murió Kennedy como consecuencia de su intención de revelar importantes
secretos de Estado?

Como todos los buenos aficionados a la novela negra saben, no existe el crimen perfecto. Tampoco la conspiración perfecta, y menos en un mundo de medios de comunicación de masas incipientes como eran los años sesenta. Cualquiera pensaría que quienes diseñaron aquella estafa actuaron como unos chapuzas, y sin embargo, a tenor de los resultados que podemos ver décadas después, lo cierto es que no andaban desencaminados.
Da igual que una operación así salga mal. Que todo sean incógnitas, que los únicos detenidos o sospechosos mueran unos detrás de otro. Algo parecido a lo que ha ocurrido no hace mucho en Boston…
En el caso de Kennedy, la impostura llega a tal nivel que lo mismo da contar que Oswald, el presunto asesino, disparase mejor que cualquier tirador de élite que se preciase. O que aparezcan fotografías de presuntos vagabundos que andaban por los alrededores y que fueron detenidos, cuyo aspecto nada parece tener que ver con alguien que vive en la calle, y sí con agentes bien peinados y rasurados de la CÍA...
La verdadera incógnita no es ya si la muerte de aquel representante del pueblo americano fue un fraude. Lo que importa, ahora en 2013, es saber quién lo hizo. Y por qué.
Las teorías son múltiples, y es que aquella época era muy convulsa. Lucha de las minorías de raza negra, guerra de Vietnam, conflicto con Cuba, la Guerra Fría…
Todas, cosas que podían resolverse de manera política. Los enfrentamientos en la cúspide del poder siempre son tensos. Imaginamos que allí arriba, en esos ámbitos, la lucha ha de ser feroz.
¿Pero tanto como para llegar a matar al presidente? ¿Y delante de todos?
Lo que viene a continuación es una hipótesis, nada más que una hipótesis…
¿Y si el poder en la sombra, que tanta literatura ha generado, quisiera dar un toque de atención a los presidentes venideros sobre la conveniencia de preservar ciertos secretos?
¿Y si Kennedy, más allá de politiqueos e infidelidades extramatrimoniales, lo que habría pretendido antes de morir hubiera sido revelar al pueblo secretos que nadie cuenta?
¿Y si hubiera amenazado con hacer público el contenido de ese archivo que, según Santiago Camacho y otros expertos en conspiraciones, va pasando de unos presidentes de EE.UU. a otros en el momento del relevo?
¿Podría ser?
(Qué más quisiéramos que saberlo…)
Quizá, en su maldad, le devolvieron su amenaza con una paradoja: matándole físicamente de la misma manera que el quiso desenmascararlos...

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