Aprovechando que Javier Sierra estrena estos días su “El maestro del Prado”,
no parece estar de más hablar del protagonista absoluto de la pinacoteca
madrileña, Diego Velázquez, y de una de sus pinturas más conocidas, Las Meninas.
Las Meninas: uno de los cuadros más geniales y más misteriosos de la historia del arte |
Se trata –no hay más que acercarse al Prado y contemplarla– de una de las
mayores genialidades que el Hombre haya conseguido fabricar con pinceles. Representa
una escena aparentemente cotidiana en palacio, durante el reinado de Felipe IV
(que aparece en el cuadro, significativamente, detrás de todos, incluidos el
propio pintor y otros criados, y reflejado en un espejo), pero su simbolismo va
mucho más allá.
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Diversos expertos han puesto el acento, al referirse a Las Meninas, a
supuestas coordenadas astronómicas que Velázquez podría haber utilizado al
disponer a los personajes sobre el lienzo. Se habla de la constelación Corona
Borealis, que puede dibujarse trazando líneas imaginarias entre los corazones o
las cabezas de los protagonistas, y cuya estrella principal es Margarita
Coronae, precisamente. Margarita como Margarita de Austria, figura central del
cuadro.
La teoría viene reforzada por algunos estudios que aseguran que el pintor
era aficionado a la astronomía. Su biblioteca, dice algún estudio, era rica y
abundante en tratados científicos de diversa índole, entre los que destacaba la
Suma Astrológica de Antonio Nájera. Se ha sabido, además, que el pintor poseía herramientas para poder ver las estrellas.
Otro aspecto enigmático de la obra es la utilización, para su composición,
del número áureo, un elemento algebraico –utilizado antes que Velázquez por
muchos pintores renacentistas–, con curiosas propiedades matemáticas.
Por último –y sólo para despertar la curiosidad de los amantes del
misterio–, mencionar la copia de la obra que existe en Inglaterra, firmada por
el propio Velázquez y de un tamaño más reducido que el original. Hay quien
afirma que fue una copia para mostrar al rey antes de la ejecución del cuadro
definitivo pero, teniendo en cuenta el simbolismo del cuadro, la enorme carga
enigmática que esconde… ¿quién puede asegurar que el pintor quisiera reservarse
para sí una parte del poder que pudiera tener su propia obra?
Que, por cierto, se salvó del incendio del antiguo Alcázar madrileño…
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Que locote
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