Hablemos un poco de literatura. De literatura de verdad, no ésa otra que nos empaquetan en las grandes superficies y que nos venden como tal, un poco fraudulentamente. Vamos a hablar con un escritor de carne y hueso; para nosotros, uno de los que abren el camino a otros que vienen detrás sobre cómo han de hacerse las cosas de aquí en adelante. Se llama Alberto López Aroca, y acaba de publicar una nueva novela.
En primer lugar, Alberto quisiéramos agradecerte el detalle de concedernos tu tiempo. Te tenemos
vigilado desde hace tiempo, y sabemos que eres un escritor prolífico, de libros
muy interesantes y que nos gustan mucho. En general, se trata de libros de
misterio, de terror incluso, pero con la fantasía siempre como nexo común… y he
ahí la primera pregunta.
¿Qué hace a un escritor decantarse por este “bando” de la
ficción, y no apostar por el realismo?
Hasta
donde yo sé, cualquier escritor que escribe novela está haciendo ficción, desde
Pérez Galdós hasta Stephen King. Otra cosa distinta es que a tal o cual ficción
la califiquemos de “fantástica” por oposición a “realista”. Siempre he pensado
que esas distinciones son arbitrarias, erróneas, o como mínimo, poco meditadas.
Se supone que el realismo está exento de elementos fantásticos. Sin embargo, la
Realidad está plagada de hechos aparentemente fantásticos. No voy a entrar en
la discusión de si existen o no los fenómenos sobrenaturales, o los ovnis, o el
yeti, pero lo que sí es cierto es que, si preguntas a diez personas de tu
entorno, te encontrarás con un sorprendente porcentaje de “experiencias
extrañas” que se asumen como auténticas. Y te las contarán de primera, de
segunda o de tercera mano... Lo que quiero decir es que lo fantástico es parte
de lo cotidiano, una aspecto más de la Realidad. De este modo, no creo que
escribir historias sobre fantasmas o vampiros o extraterrestres sea desmarcarse
definitivamente del Realismo. Incluso me consta que se hacen ficciones realistas
sobre mundos fantásticos (que yo califico simplemente como “ficticios”). La
novela histórica es ficción, Fortunata y Jacinta es ficción, tanto como
el Drácula de Stoker. Se me ocurren docenas de ejemplos de ficciones
“realistas” (exentas del elemento fantástico) que son incompatibles con la
“vida real”, aunque no sea más que porque los personajes actúan como clichés
que, definitivamente, ni existen ni (y esto es más importante) son creíbles.
Por decirlo de algún modo y repitiendo el ejemplo, Drácula de Stoker me
parece más creíble que Médico de Familia. (De hecho, creo que Médico
de Familia habría ganado mucho si hubieran salido vampiros).
En tu caso, ¿hay alguna anécdota, algún autor,
libro, película (lo que sea) que te hizo llegar hasta ahí?
Bueno, las
primeras lecturas siempre te marcan. En mi caso fueron Verne, Lovecraft,
Stevenson, Conan Doyle y sus aledaños. Y los tebeos de La Masa y Spiderman,
claro. También es cierto que yo llegué a estos autores y personajes porque eran
lo que a mí me interesaba o llamaba mi atención. Me gustaban las historias de
miedo, me gustaban las historias de aventuras. Me quedé prendado de Sherlock
Holmes cuando vi Asesinato por decreto, la película en la que el Gran
Detective se enfrentaba a Jack el Destripador. Pero claro, ¿qué otra cosa le va
a gustar a un niño?
Recuerdo con
especial cariño un libro de criptozoología que cayó en mis manos muy pronto, El
enigma de las extrañas criaturas de John A. Keel (el tipo que se metió en
aquel fregado del Mothman de Virginia Occidental). Me parece una lectura
maravillosa repleta de referencias a serpientes de mar y monstruos de todo
calado. Y me importa un bledo si lo que cuenta Keel es cierto o no.
En tu última
publicación (hablamos de El
placer según Mateo) pones a un periodista de “sensacionalismo
paranormal” como protagonista.
Sí, Roberto Kalbermatter (el personaje en cuestión) vive de fabricar
reportajes falsos para revistas de ese tipo, con titulares como “Vampiros
gigantes atacan el centro de Sevilla”. Lo cual no quiere decir que este
periodista sea un escéptico total, por supuesto. De hecho, en El placer
según Mateo se topa con un misterio auténtico relacionado con una serie de
profanaciones de tumbas que, en principio, parecen obra de un necrófilo, pero
que bien pueden estar relacionadas con un grupo que practica la brujería...
Es una novela de horror sobrenatural, y a modo de complemento, hay siete
relatos del mismo género: el lector encontrará ahí vampiros, hombres hormiga,
mitos de Cthulhu e incluso el fin del mundo. Y mucho más.
La ilustración de portada es obra de mi gran amigo Sergio
Bleda, autor de cómics e ilustrador conocido internacionalmente, y
la cubierta es un homenaje a la mítica colección
Gran Súper Terror, publicada por Martínez Roca entre los años 80 y
90, que los aficionados al género recordamos muy gratamente.
¿Cuál es tu relación con el mundo del misterio?
¿Cómo ves ese mundo, que en nuestra opinión tiene un vínculo muy directo con la
novela de fantasía, de terror y todo eso?
Hombre, pues es una fuente de inspiración y, como decía más arriba, es
una parte importante de la Realidad. Puedes creer o no creer en fantasmas y
aparecidos, pero de lo que no hay duda es que a todos nos gusta que nos cuenten
esa clase de historias, ¿verdad? Los misterios sin resolver se convierten
fácilmente en la base para crear una ficción. Por ejemplo, el año pasado
escribí y publiqué Los
náufragos de Venus,
una novela acerca del destino final de la tripulación del Mary Celeste,
uno de los enigmas más conocidos de la Historia...
Como experto (sabemos que lo eres), ¿compartes la
opinión de aquellos primeros aficionados a la ciencia ficción que se molestaron
con von Daniken y otros como él por confundir ciencia ficción y realidad?
No, en absoluto.
Von Daniken me parece divertidísimo y esas ideas suyas, que han terminado
materializándose en parques temáticos y otras frivolidades, han dado lugar a un
montón de buenas obras de ficción, como muchos trabajos setenteros de Jack
Kirby, por ejemplo. No creo que haya nada de malo en ello.
Hablemos de Arthur
Conan Doyle. Al hilo de lo anterior, precisamente Doyle fue un fervoroso devoto
del Espiritismo, una nueva religiosidad vinculada a los espíritus y a la
creencia en el más allá que hacía furor en Occidente hacia finales del s. XIX y
principios del s. XX. Es curioso, ¿verdad?, que un creyente en este tipo de
cosas ideara al detective que desenmascarara en la célebre novela nada más y
nada menos que al sabueso de los Baskerville.
¿Qué podrías decir al respecto? ¿Eres más del Conan
Doyle de Sherlock o del más alocado (y quizá también más libre, en nuestra opinión)
que creó al profesor Challenger?
Es que es el
mismo Conan Doyle. No hay dos Conan Doyle, el racionalista y el chalado de los
fantasmas. En su época, los movientos espiritistas eran una cosa muy seria y se
investigaban utilizando (más mal que bien, pero bueno) el método científico. Si
ahora se han descartado todas esas teorías, es precisamente gracias a las
investigaciones que se realizaron en esa época y en tiempos más recientes. No
es la primera vez que alguien me consulta acerca de la aparente contradicción
entre la profunda racionalidad de Holmes y las aventuras de Challenger con
pervivientes dinosaurios o máquinas desintegradoras, y sigo pensando que están
lejos de ser incompatibles. En El sabueso de los Baskerville, Holmes
desenmascara un fraude. El planteamiento de las historias de Challenger es el
de la ciencia ficción, “¿qué sucede cuando tal o cual fenómeno o hecho resulta
ser auténtico?”. De hecho, en El mundo perdido, la comunidad científica
acusa a Challenger de estar perpetrando un fraude. Creo que no es lo mismo la
lógica o la ciencia, que la comunidad científica.
A todo esto, debo añadir que Doyle era humano. Sufrió
pérdidas de seres queridos, como le sucede a todo el mundo, y vio una
esperanzadora puerta abierta en el espiritismo. Pienso que él, simplemente,
quería creer. Y no creo que nadie lo pueda culpar por ello.
Por último, nos
gustaría saber qué estás leyendo en estos momentos. También qué escribes, o qué
preparas. Y si crees que se puede contar algo más, o te apetece decir algo, pues
también.
Pues últimamente
estoy leyendo a autores de terror como Richard Laymon y Graham Masterton, entre
otras muchas cosas. Y he descubierto a Jack Higgins, que es un autor de thrillers
bélicos (el más famoso es Ha llegado el águila, del que hay una película
buenísima) que están realmente bien. Higgins es divertidísimo y muy
recomendable, aunque poco tiene que ver con el mundo del misterio.
Estoy dándole
los últimos retoques a una nueva novela relacionada con Sherlock Holmes, y se
titula Sebastian Moran y la secta de los Siete Huevos: aquí tenemos al
segundo hombre más peligroso de Londres, el coronel Sebastian Moran
(lugarteniente del profesor Moriarty) en el Tibet, en compañía de un variopinto
grupo de agentes del Club Diógenes (un club presidido por Mycroft Holmes,
hermano mayor de Sherlock), realizando una misión de espionaje en un principado
ubicado en el Himalaya, y donde se adora a ciertas deidades prehumanas... Esta
novela la publicaré mediante un crowdfunding que comenzará en breve. Y acaba de
salir a la venta la reedición de El placer según Mateo, que estaba
agotada desde 2001.
Por supuesto, me
gustaría invitar a los lectores a que echen un vistazo a mi tienda virtual,
donde se encuentra la información de todos mis libros, que sirvo por correo postal
(sin gastos de envío dentro de España): http://albertolopezaroca.blogspot.com.es/
Y tengo más
proyectos, pero de momento no puedo decir nada al respecto...
Y muchas gracias
de nuevo.
Gracias a ti a
todo el equipo de Enigmas Misteriosos e Inexplicables. Abrazos para todos,
amigo.
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