jueves, 23 de octubre de 2014

ENTREVISTA A ALBERTO LÓPEZ AROCA, ESCRITOR

Hablemos un poco de literatura. De literatura de verdad, no ésa otra que nos empaquetan en las grandes superficies y que nos venden como tal, un poco fraudulentamente. Vamos a hablar con un escritor de carne y hueso; para nosotros, uno de los que abren el camino a otros que vienen detrás sobre cómo han de hacerse las cosas de aquí en adelante. Se llama Alberto López Aroca, y acaba de publicar una nueva novela.



En primer lugar, Alberto quisiéramos agradecerte el detalle de concedernos tu tiempo. Te tenemos vigilado desde hace tiempo, y sabemos que eres un escritor prolífico, de libros muy interesantes y que nos gustan mucho. En general, se trata de libros de misterio, de terror incluso, pero con la fantasía siempre como nexo común… y he ahí la primera pregunta.
¿Qué hace a un escritor decantarse por este “bando” de la ficción, y no apostar por el realismo?
Hasta donde yo sé, cualquier escritor que escribe novela está haciendo ficción, desde Pérez Galdós hasta Stephen King. Otra cosa distinta es que a tal o cual ficción la califiquemos de “fantástica” por oposición a “realista”. Siempre he pensado que esas distinciones son arbitrarias, erróneas, o como mínimo, poco meditadas. Se supone que el realismo está exento de elementos fantásticos. Sin embargo, la Realidad está plagada de hechos aparentemente fantásticos. No voy a entrar en la discusión de si existen o no los fenómenos sobrenaturales, o los ovnis, o el yeti, pero lo que sí es cierto es que, si preguntas a diez personas de tu entorno, te encontrarás con un sorprendente porcentaje de “experiencias extrañas” que se asumen como auténticas. Y te las contarán de primera, de segunda o de tercera mano... Lo que quiero decir es que lo fantástico es parte de lo cotidiano, una aspecto más de la Realidad. De este modo, no creo que escribir historias sobre fantasmas o vampiros o extraterrestres sea desmarcarse definitivamente del Realismo. Incluso me consta que se hacen ficciones realistas sobre mundos fantásticos (que yo califico simplemente como “ficticios”). La novela histórica es ficción, Fortunata y Jacinta es ficción, tanto como el Drácula de Stoker. Se me ocurren docenas de ejemplos de ficciones “realistas” (exentas del elemento fantástico) que son incompatibles con la “vida real”, aunque no sea más que porque los personajes actúan como clichés que, definitivamente, ni existen ni (y esto es más importante) son creíbles. Por decirlo de algún modo y repitiendo el ejemplo, Drácula de Stoker me parece más creíble que Médico de Familia. (De hecho, creo que Médico de Familia habría ganado mucho si hubieran salido vampiros).

En tu caso, ¿hay alguna anécdota, algún autor, libro, película (lo que sea) que te hizo llegar hasta ahí?
Bueno, las primeras lecturas siempre te marcan. En mi caso fueron Verne, Lovecraft, Stevenson, Conan Doyle y sus aledaños. Y los tebeos de La Masa y Spiderman, claro. También es cierto que yo llegué a estos autores y personajes porque eran lo que a mí me interesaba o llamaba mi atención. Me gustaban las historias de miedo, me gustaban las historias de aventuras. Me quedé prendado de Sherlock Holmes cuando vi Asesinato por decreto, la película en la que el Gran Detective se enfrentaba a Jack el Destripador. Pero claro, ¿qué otra cosa le va a gustar a un niño?
Recuerdo con especial cariño un libro de criptozoología que cayó en mis manos muy pronto, El enigma de las extrañas criaturas de John A. Keel (el tipo que se metió en aquel fregado del Mothman de Virginia Occidental). Me parece una lectura maravillosa repleta de referencias a serpientes de mar y monstruos de todo calado. Y me importa un bledo si lo que cuenta Keel es cierto o no.

En tu última publicación (hablamos de El placer según Mateo) pones a un periodista de “sensacionalismo paranormal” como protagonista.
Sí, Roberto Kalbermatter (el personaje en cuestión) vive de fabricar reportajes falsos para revistas de ese tipo, con titulares como “Vampiros gigantes atacan el centro de Sevilla”. Lo cual no quiere decir que este periodista sea un escéptico total, por supuesto. De hecho, en El placer según Mateo se topa con un misterio auténtico relacionado con una serie de profanaciones de tumbas que, en principio, parecen obra de un necrófilo, pero que bien pueden estar relacionadas con un grupo que practica la brujería...
Es una novela de horror sobrenatural, y a modo de complemento, hay siete relatos del mismo género: el lector encontrará ahí vampiros, hombres hormiga, mitos de Cthulhu e incluso el fin del mundo. Y mucho más.


La ilustración de portada es obra de mi gran amigo Sergio Bleda, autor de cómics e ilustrador conocido internacionalmente, y la cubierta es un homenaje a la mítica colección Gran Súper Terror, publicada por Martínez Roca entre los años 80 y 90, que los aficionados al género recordamos muy gratamente.


¿Cuál es tu relación con el mundo del misterio? ¿Cómo ves ese mundo, que en nuestra opinión tiene un vínculo muy directo con la novela de fantasía, de terror y todo eso?
Hombre, pues es una fuente de inspiración y, como decía más arriba, es una parte importante de la Realidad. Puedes creer o no creer en fantasmas y aparecidos, pero de lo que no hay duda es que a todos nos gusta que nos cuenten esa clase de historias, ¿verdad? Los misterios sin resolver se convierten fácilmente en la base para crear una ficción. Por ejemplo, el año pasado escribí y publiqué Los náufragos de Venus, una novela acerca del destino final de la tripulación del Mary Celeste, uno de los enigmas más conocidos de la Historia...

Como experto (sabemos que lo eres), ¿compartes la opinión de aquellos primeros aficionados a la ciencia ficción que se molestaron con von Daniken y otros como él por confundir ciencia ficción y realidad?
No, en absoluto. Von Daniken me parece divertidísimo y esas ideas suyas, que han terminado materializándose en parques temáticos y otras frivolidades, han dado lugar a un montón de buenas obras de ficción, como muchos trabajos setenteros de Jack Kirby, por ejemplo. No creo que haya nada de malo en ello.

Hablemos de Arthur Conan Doyle. Al hilo de lo anterior, precisamente Doyle fue un fervoroso devoto del Espiritismo, una nueva religiosidad vinculada a los espíritus y a la creencia en el más allá que hacía furor en Occidente hacia finales del s. XIX y principios del s. XX. Es curioso, ¿verdad?, que un creyente en este tipo de cosas ideara al detective que desenmascarara en la célebre novela nada más y nada menos que al sabueso de los Baskerville.
¿Qué podrías decir al respecto? ¿Eres más del Conan Doyle de Sherlock o del más alocado (y quizá también más libre, en nuestra opinión) que creó al profesor Challenger?
Es que es el mismo Conan Doyle. No hay dos Conan Doyle, el racionalista y el chalado de los fantasmas. En su época, los movientos espiritistas eran una cosa muy seria y se investigaban utilizando (más mal que bien, pero bueno) el método científico. Si ahora se han descartado todas esas teorías, es precisamente gracias a las investigaciones que se realizaron en esa época y en tiempos más recientes. No es la primera vez que alguien me consulta acerca de la aparente contradicción entre la profunda racionalidad de Holmes y las aventuras de Challenger con pervivientes dinosaurios o máquinas desintegradoras, y sigo pensando que están lejos de ser incompatibles. En El sabueso de los Baskerville, Holmes desenmascara un fraude. El planteamiento de las historias de Challenger es el de la ciencia ficción, “¿qué sucede cuando tal o cual fenómeno o hecho resulta ser auténtico?”. De hecho, en El mundo perdido, la comunidad científica acusa a Challenger de estar perpetrando un fraude. Creo que no es lo mismo la lógica o la ciencia, que la comunidad científica.
A todo esto, debo añadir que Doyle era humano. Sufrió pérdidas de seres queridos, como le sucede a todo el mundo, y vio una esperanzadora puerta abierta en el espiritismo. Pienso que él, simplemente, quería creer. Y no creo que nadie lo pueda culpar por ello.

Por último, nos gustaría saber qué estás leyendo en estos momentos. También qué escribes, o qué preparas. Y si crees que se puede contar algo más, o te apetece decir algo, pues también.
Pues últimamente estoy leyendo a autores de terror como Richard Laymon y Graham Masterton, entre otras muchas cosas. Y he descubierto a Jack Higgins, que es un autor de thrillers bélicos (el más famoso es Ha llegado el águila, del que hay una película buenísima) que están realmente bien. Higgins es divertidísimo y muy recomendable, aunque poco tiene que ver con el mundo del misterio.
Estoy dándole los últimos retoques a una nueva novela relacionada con Sherlock Holmes, y se titula Sebastian Moran y la secta de los Siete Huevos: aquí tenemos al segundo hombre más peligroso de Londres, el coronel Sebastian Moran (lugarteniente del profesor Moriarty) en el Tibet, en compañía de un variopinto grupo de agentes del Club Diógenes (un club presidido por Mycroft Holmes, hermano mayor de Sherlock), realizando una misión de espionaje en un principado ubicado en el Himalaya, y donde se adora a ciertas deidades prehumanas... Esta novela la publicaré mediante un crowdfunding que comenzará en breve. Y acaba de salir a la venta la reedición de El placer según Mateo, que estaba agotada desde 2001.
Por supuesto, me gustaría invitar a los lectores a que echen un vistazo a mi tienda virtual, donde se encuentra la información de todos mis libros, que sirvo por correo postal (sin gastos de envío dentro de España): http://albertolopezaroca.blogspot.com.es/
Y tengo más proyectos, pero de momento no puedo decir nada al respecto...

Y muchas gracias de nuevo.

Gracias a ti a todo el equipo de Enigmas Misteriosos e Inexplicables. Abrazos para todos, amigo.

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