Noche del
11 de noviembre de 1979. Un avión de pasajeros de la desaparecida compañía TAE se ve obligado a realizar un aterrizaje en el aeropuerto de Manises, en
Valencia, tras haber estado a punto de colisionar con un objeto volante no
identificado que registran los radares y que, en principio, se cree puede ser
un avión en problemas que tiene dificultades para tomar tierra.
El
objeto, que los radares identificarían como 3 aparatos distintos, había
desafiado todas las normas básicas de vuelo.
¿Fueron las luces que obligaron a aterrizar al avión de Manises las procedentes de algún prototipo militar que el ejército de EE.UU. probaba en noviembre de 1979 en el Mediterráneo? |
Tanto,
que las autoridades deciden poner en marcha un plan de emergencia, y se envía
un avión de combate para perseguir a los no identificados.
El
testimonio del piloto de ese avión, el capitán Fernando Cámara, lleva
inquietando a escépticos y no escépticos que abordan este caso desde entonces.
Y es que
la explicación oficial –o, digamos, la más comúnmente aceptada, porque la
realidad es que no hay tal explicación oficial hasta el momento sobre qué diablos eran aquellas luces– entiende que aquello que hizo
aterrizar al avión de Manises debió ser algún tipo de aparato militar,
probablemente americano, que por aquel entonces –dicen los datos aportados por
diversos investigadores– andaba de pruebas por esa zona del Mediterráneo.
Pero es
que el capitán Cámara, en su testimonio, asegura que aquellas luces que
perseguía cambiaron varias veces de color. También que le obligaron a acelerar
su aparato hasta el límite, y que durante toda la persecución jugaban con él de
una manera inusual, poniéndose delante de él para instantes después estar
detrás, de forma totalmente inesperada y fuera de toda lógica…
De
manera que nos encontramos ante posiblemente uno de los casos OVNI más
inquietantes de la historia de la ufología, un caso sin explicación que, a
decir de opiniones autorizadas, quizá nunca podremos resolver.
Como en otros casos OVNI, la experiencia cambiaría, para bien o para mal, la vida de los testigos o de quienes, de una u otra manera, estuvieron implicados en este caso. |
Porque
para ello nos faltan aún muchos datos, muchas informaciones imprescindibles
para descartar, como decía en aquella célebre cita Arthur Conan Doyle, todo lo
posible y quedarnos sólo con lo imposible, aquello que la razón y el sentido
común aún no puede admitir.
Tan sólo
un dato significativo que los buenos aficionados a los no identificados sabrán
pillar al vuelo: como en tantos y tantos casos OVNI, los testigos o aquellos
que de alguna manera se vieron implicados en este asunto, dejaron de ser los
mismos después de aquella experiencia. Algunos para mejor; otros, como los
pilotos del avión que tuvo que aterrizar de emergencia, parece que no salieron
muy bien parados. La compañía, sin ir más lejos, dejó de existir poco después
de aquel incidente.
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