El fenómeno
O.V.N.I. suele ser abordado, fundamentalmente, por dos puntos de vista
radicalmente opuestos. Uno es el escéptico, que niega su existencia y achaca
todo posible avistamiento a errores de percepción, equivocaciones, fraudes, y
hasta problemas mentales. El otro, no menos atrevido, se empeña en deducir que
todos los casos son ejemplos de naves tripuladas por extraterrestres procedentes
de lejanas galaxias.
El problema es bastante más simple que la reducción habitual que hacen los escépticos y los creyentes en seres de otras galaxias... |
Es evidente
que, con una dialéctica así, es bastante difícil avanzar en su estudio. La
opinión pública se maneja entre estos dos extremos, pero es evidente que el
fenómeno, que siempre ha estado ahí, es bastante más complejo. Mucho más, desde
luego, que lo que ciertos intereses pretenden mostrar.
Y es que
hay teorías de todo tipo. Se habla de otras dimensiones, de experimentos
militares secretos, de seres que habitan en los fondos marinos, de “dioses” que
dieron al hombre el último empujoncito para evolucionar, y que de vez en cuando
se pasean por la Tierra para pastorear a su rebaño…
No hay
nada claro, y es precisamente eso lo que lo hace tan interesante.
Porque
junto a los testimonios poco creíbles, donde la farsa se detecta enseguida, hay
otros de gente muy preparada, tan preparada, como puede serlo un piloto
comercial, o incluso un piloto de combate. Trabajadores de aeropuertos, científicos,
agentes de los cuerpos de seguridad del Estado. Periodistas, también; y la
propia mitología, aunque eso ya es otro asunto
Uno
comienza a estudiarlo todo, y enseguida asaltan las dudas. La ufología ya no es
una disciplina nueva, hay una historia que necesita ser abordada para
comprender mejor el conjunto.
Los testimonios sobre avistamientos no proceden sólo de gente sospechosa y poco creíble. |
Sobre
todo para no caer en las trampas de la desinformación, y desconfiar de los que
ganan dinero a costa de difundir ciertas cosas, ya sea a través de
publicaciones, o del simple poder, como es el caso de los políticos.
Los
casos inexplicables están ahí. También los secretos de Estado; ese invento cuanto
menos sospechoso, en un mundo que cada vez nos es más incomprensible…
No hay comentarios:
Publicar un comentario