Hay una
Internet oculta, que pasea por delante de nuestras narices sin que nos demos
cuenta. Los expertos la denominan Deep Web, y suele representarse con la figura
de un iceberg, donde la punta visible es lo que conocemos todos, y el gran
fragmento sumergido –más de diez, o veinte veces, mayor que el otro–, esa
información que no aparece en los buscadores, y que escapa al control de las
autoridades…
El Internet que conocemos es sólo la punta de algo inmenso, y al parecer, descontrolado... |
Son las
cloacas del mundo moderno.
Quienes
han entrado dicen que aquello está lleno de porquería. Hablan de transacciones
con dinero ficticio, creado específicamente para este escenario; venta de
sustancias prohibidas, servicios ilegales, crímenes horribles registrados en imágenes y vídeos…
Todo,
con el beneficio del anonimato (supuestamente).
Y es que
cabe imaginarse a quién beneficia un lugar como éste.
Y cómo
es posible escapar al control en un mundo tan controlado.
¿Nuevos
paraísos fiscales?
Nadie lo
explica; casi nadie lo divulga; y ahí, quizá, esté la clave.
Deep Web
suena a ciencia ficción, pero es tan real como esa corrupción que últimamente
se airea tanto, con tanto colorín y flashes e indignaciones a gritos, y que tan
poco se preocupa de ir al origen de las cosas… A su causa primera y primordial,
y a sus principales responsables.
Internet, ese universo paralelo que crece y crece sin parar... ¿A nuestras espaldas? |
Cuando
se estudie, en el futuro, nuestra civilización –si es que no queda todo
arrasado por esos cambios climáticos, y demás–, probablemente esos hombres del
futuro se admiren de nuestra ignorancia.
Peor si
se piensa que nunca se han tenido tantos medios para combatirla como ahora.
....
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