¿Es posible adivinar el futuro?
Según la ciencia actual, se trata de una habilidad
inexistente, más allá de las casualidades o del estudio concienzudo de las
probabilidades, y demás.
¿Cómo pudo el escritor Morgan Robertson plasmar en su novela Futility un suceso tan parecido al que ocurriría, años después, al Titanic? |
No obstante, la historia nos deja datos incuestionables, que
difícilmente dejan indiferente, y obligan a pensar en una revisión urgente de esos postulados.
En 1898, un escritor norteamericano llamado Morgan Robertson
escribe un libro titulado Futility, en el que narra el accidente sufrido por un
enorme trasatlántico llamado Titán, que se hunde en medio del Atlántico Norte
tras chocar contra un iceberg que flotaba a la deriva.
La historia, tan asombrosamente parecida a la del mítico
Titanic, que sufriría en 1912 –casualmente también en abril, como el Titán– un
accidente parecido, pone los pelos de punta.
Y no sería la única predicción de este misterioso escritor.
Morgan Robertson (1861-1915) |
Posteriormente, en 1914, publica una novela que anticipa, de
alguna manera, el enfrentamiento posterior entre Estados Unidos y Japón en la
Segunda Guerra Mundial, con ataque sorpresa de los japoneses a territorio
norteamericano incluido, y final con bomba atómica (al menos para quienes
interpretan así cierta explosión descrita por el autor al final del libro).
Las predicciones de Robertson recuerdan mucho a las de las
novelas de Julio Verne, que ya comentamos aquí. En el caso del norteamericano,
tienen la tenebrosa pátina de la tragedia, y están asociadas con algunas
teorías conspiranoicas que pueden oírse por ahí.
Como que el iceberg aquél fue puesto en el camino del buque
a propósito, y que la intención fue, desde el principio, hundirlo para robar el
oro que llevaba dentro…
Lo que está claro, es que no hay nada más excitante para las
imaginaciones futuras que una gran catástrofe de las dimensiones metafóricas
del Titanic, la primera gran pifia de la razón del s. XX, que, como pudo
aventurar Robertson (no sabemos por qué medios), estaba a punto de de
adentrarse en una nueva edad oscura…
¿Quién sabe si el pobre, como tantos otros visionarios del
pasado siglo, no fue víctima también de una conspiración?
Lo suyo fue un suicidio en una solitaria habitación de
hotel, como hemos visto tantas veces…
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