Que los extraterrestres existen parece ya una realidad
contrastada. La ciencia, que últimamente no deja de dar sorpresas, parece estar
a punto de saltarse la censura imperante y dar la noticia que algunos conocen desde
hace tiempo…
Communion (1989) retrata con maestría el fenómeno siempre oscuro y polémico de las abducciones. |
Hablamos de abducciones. Secuestros, visitas por tiempo
determinado a una nave de otro planeta, donde seres desconocidos y
frecuentemente malintencionados nos someten a multitud de pruebas,
experimentos, como si de ratas de laboratorio se tratara.
Es de lo que trata Communion.
Más en concreto, de lo que podría ocurrir si el abducido se
sale del estereotipo que algunos medios de comunicación han retratado tantas
veces, del desequilibrado o frikie que narra su experiencia de este tipo.
En este caso, un escritor.
Un hombre culto, equilibrado, feliz y esperanzado.
Un día, en una casa de campo, con unos amigos, sufre un
extraño episodio que no logra explicarse, y que le cambia la vida. Comienzan
los sueños, las alucinaciones. El recuerdo lejano de algo que ocurrió, pero que
no le parece vivido.
Un auténtico drama, que se acentúa, precisamente, cuando
ciertas personas le revelan lo que realmente le ocurrió.
Él, claro, lo niega.
Se lo niega a sí mismo, que es lo peor que puede pasarle a
alguien que tiene un determinado problema.
Y luego, pues la verdadera tragedia.
El revivir aquello (con imágenes que ahora pueden resultar
mediocres, incluso cómicas, pero que en sustancia recogen una abducción tal y
como la narran testigos de todo el mundo).
Un clásico, en definitiva, magistralmente interpretado por
Christopher Walken, y que los aficionados o simplemente interesados en el fenómeno OVNI no se pueden perder.
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