Morris K. Jessup es uno de esos nombres clave en la historia
de la ufología. Trabajos como The Case of
the UFO forman parte ya de la bibliografía básica de todo aquel que se
interese por estos temas, y sus teorías fueron capaces de adelantarse a las de
gente de la talla de Von Däniken, poniendo en relación los platillos volantes
con civilizaciones perdidas del pasado.
¿Logró realmente el ejército de EE.UU. hacer invisible uno de sus barcos y a toda su tripulación? |
De formación astronómica y arqueológica –que muchos han
puesto después en cuestión–, Jessup es famoso, sobre todo, por haber sacado a
la luz el fascinante “Experimento Filadelfia”.
Todo comienza en enero de 1955. Una carta remitida por un
misterioso nombre, Carlos Miguel Allende, llega a manos de Jessup. En ella, se
relata un extraño experimento secreto llevado a cabo por el ejército de EE.UU.,
por el que diversos científicos, dirigidos por un tal Franklin Reno, habrían
logrado hacer invisible nada más y nada menos que un buque de guerra americano.
En la carta se revela también que el experimento, pese a su contundente éxito,
habría provocado en los soldados implicados algunos efectos secundarios no
deseados…
Como es natural, Jessup quedó impactado por la revelación.
Quiso saber más, pero, como suele ocurrir en estos casos, fue muy difícil.
Había indicios de que el experimento se había llevado a cabo, pero el poder no
estaba dispuesto a dar cuenta de sus tejemanejes y pavorosos errores así como
así. Se habla de una edición anotada del primer libro de Jessup por miembros
relevantes del gobierno de EE.UU. –cuyos nombres no han trascendido–, en el que
se burlan del autor afirmando cosas como “sabe algo, pero no todo lo que hay
que saber”.
Por si acaso, Jessup moría trágicamente en 1959.
Oficialmente se había suicidado, aunque sus seguidores defienden que fue
eliminado para detenerle en su intento de conocer la verdad.
Eran los inicios de la ufología, y quizá su creciente
popularidad, y sus mensajes en favor de que el gobierno revelara aspectos tan
ocultos de su trabajo, resultaban muy incómodos para algunos.
Hoy, quizá, habría sido suficiente con convertirle en un
bufón. Nosotros, desde aquí, le rendimos
tributo. En última instancia, como creador de una historia maravillosa,
excitante… Una intriga perfecta.
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