La
historia es un elemento necesario para quien aspira a alcanzar el poder. Quien
controla el pasado controla el presente y el futuro; un relato nacional en un
sentido u otro puede determinar el devenir de una guerra o destruir una nación;
puede llevar a un conjunto de seres humanos a la gloria más elevada o condenar
sus actos a los errores más atroces y vergonzosos.
Desde
antiguo, hubo una preocupación por recoger el pasado y darle un sentido lógico;
ordenarlo cronológicamente y relacionarlo con el pasado de otros pueblos o
civilizaciones.
Hacia
el Renacimiento, el hombre de occidental comienza verdaderamente a establecer
una historia bajo criterios científicos, intentando, a través de la cronología
moderna, separar la historia verdadera de lo que era solo fantasía, mito o
religión, y establecer fechas concretas de los hechos más importantes del
pasado.
Con
el francés Scalinger (1540-1609), y su obra Thesaurus temporum, se
establecen los cimientos de la moderna cronología. Las fechas que consigue
calcular mediante el análisis de los textos antiguos disponibles y ciertos
cálculos astronómicos sirven todavía hoy como referencia. Es el pilar fundamental
de la cronología oficial y, sin embargo, muchos, desde prácticamente su
aparición, han criticado algunas de sus inexactitudes.
Es
el caso de Newton, por ejemplo, que trabajó esforzadamente durante algunos años
para corregir algunos de sus cálculos. Otros muchos lo harán desde puntos de
vista mucho más radicales, hasta llegar a los modernos críticos que, desde las
universidades rusas o la investigación independiente alzarán su voz en pleno
siglo XX contra algunos axiomas de la ciencia histórica actual.
Es
el caso del matemático ruso Anatoli Fomenko o del investigador Alemán Heribert
Illig, autores de la teoría del milenio perdido y de la de la conspiración de
la Edad Oscura, respectivamente, defendiendo, básicamente, que la historia es
mucho más corta de lo que nos han hecho pensar, en base a ciertos criterios
discutibles (aunque científicos en su mayoría) y postulados radicales y muy
arriesgados, que cuentan todavía hoy con numerosos defensores.
Son
dos de los protagonistas del último número de la revista ENIGMAS MISTERIOSOS& INEXPLICABLES (a la venta en AMAZON, LEKTU y la web de LA SIERRA DEL DRAGÓN Ed.) que dedicamos en su mayor parte a este interesante tema.
¿Puede
ser la historia que conocemos producto de una conspiración por ocultar el
pasado? ¿Qué papel podría tener la iglesia y ciertas dinastías reales en esta
operación? ¿Hemos de confiar ciegamente en los textos que nos han llegado a
través solo de las copias medievales? ¿Hasta qué punto son fiables ciertas
crónicas antiguas…?
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