De todas las reliquias con las que se estuvo comerciando a
lo largo de la Edad Media y más allá, la conocida como Sábana Santa de Turín es
la más controvertida. En teoría, se trata de un lienzo que envolvió el cuerpo
de Jesús tras la crucifixión, y que por obra y gracia divina quedó impregnado
de una especie de negativo que supondría la única imagen del Mesías que
poseemos.
¿Revela la Sábana Santa de Turín el verdadero rostro de Cristo? |
Hará cosa de treinta años, un grupo de científicos
sometieron dicho lienzo a todo tipo de pruebas y análisis. El resultado fue que
la Sábana Santa no era más que una falsificación medieval del s. XIV, y ahí
quedó la cosa.
Una reliquia más, como todas. Falsa como un euro de madera.
Muchos, sin embargo, alzaron enseguida la voz al considerar
que, si bien la sábana, como reliquia, no valía nada, como rareza científica no
tenía precio.
Aquéllos aseguraron que la técnica utilizada por el artista
que llevó a cabo la falsificación resultaría complicada (o directamente imposible) a día de hoy.
Perfecta, demasiado perfecta.
Tanto, que el modelo utilizado tuvo que ser efectivamente un
crucificado.
Con sangre de verdad.
Rebuscando, revisando todo lo revisable, resultó que,
además, existía constancia de una sábana similar en Constantinopla.
Los escépticos se frotaron las manos, dijeron: pues ya está,
enigma resuelto…
Pero, ¡oh! Aquella otra sábana era del s. XII, de manera que
aceptar que era la misma era descalificar la autoridad del Carbono 14, y por
consiguiente, la de la sacrosanta ciencia.
“Bueno”, dirían estos, “pues sería otra”.
Y otros, riendo, debieron responder que igual sí, pero es
que las similitudes eran demasiadas…
Finalmente, la ciencia sigue espabilando y hay nuevas
conclusiones.
Algunos expertos apuntan a que el Carbono 14 pudo fallar por
no sé qué historia que le ocurre al lino –material que forma parte de la
composición de la sábana– con este componente, y podríamos hablar de una nueva
datación ¡hacia la época en que murió Jesucristo según la Biblia!
Otros revelan que la sangre detectada en el lienzo es muy
parecida, si no igual, a la del Santo Sudario de Oviedo (otra reliquia
controvertida). O que sus medidas corresponden a medidas utilizadas por el
pueblo de Jerusalén hacia el s. I de nuestra Era.
Resulta que al final la ciencia avanza, y los enigmas de
tiempos oscuros parecen brillar con luz propia.
¿Qué no veremos en tiempos venideros…?
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