miércoles, 22 de marzo de 2017

EL PUENTE DE LOS PERROS SUICIDAS



por Marcus Polvoranca

Seguimos esta semana con lugares especiales, extraños, posibles puertas a otras dimensiones.
En esta ocasión, para viajar hasta Escocia, y detenernos en uno de los lugares más misteriosos de las islas Británicas: el puente de Overtoun, conocido por muchos como el puente de la muerte.
Situado en las proximidades de la localidad de Dumbarton, lleva varias décadas siendo tristemente célebre por la enorme cantidad de perros que, al atravesar su recorrido, parecen sentir una inexplicable tendencia a saltar sobre el muro que protege a los viandantes, y...



lanzarse hacia el río que pasa por debajo.
Según los cronistas locales, son ya cincuenta los animales que en los últimos cincuenta años han sucumbido a este extraño impulso; más raro si cabe si tenemos en cuenta el aún más extraño hecho de que la mayoría lo haga en un lugar concreto del puente, un tramo final situado en la parte derecha del puente.
Las explicaciones, claro, son muchas, centradas principalmente en las propiedades mágicas del lugar: corrientes telúricas subterráneas que despistan a los animales, ruidos imperceptibles que sólo ellos pueden escuchar; demonios, fantasmas, misteriosas fuerzas de origen desconocido…
Desde el lado científico, parece haberse aceptado la investigación llevada a cabo por un experto en comportamiento animal, que aseguraba que aquellos «suicidios perrunos» podían estar vinculados con la presencia de visones americanos en la zona desde finales de los años cincuenta, lo que, sumado a ciertas características propias de lecho del río que pasa por debajo ‒una garganta estrecha, de profundas paredes‒, habría estado provocando concentraciones de olores que, en última instancia, harían a los perros lanzarse al río en busca de esas posibles presas.
Aunque esta teoría explique muchos de los aspectos del misterio ‒por qué sólo se han lanzado al vacío perros de determinadas características; cazadores fundamentalmente‒ deja en el aire otras muchas, como el hecho, también, de que no todos los perros de estas características se lancen al pasar por el puente, o por qué se trata de un fenómeno que no se produce en otras partes del mundo.
Como curiosidad añadida, decir que una de las investigaciones llevadas a cabo por una psíquica en el lugar arrojó la inesperada conclusión de que no sentía nada especial allí salvo calma y serenidad. Todo lo contrario que el joven de 32 años que, en 1994, arrojaba a su bebé de pocos meses al vacío en aquel mismo puente, asegurando que el pequeño era el mismísimo Anticristo

Ya saben, amigos de las mascotas. Un lugar bello e inquietante que evitar, a no ser que sean amigos de las emociones fuertes…

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