miércoles, 27 de enero de 2016

EL STONEHENGE AMERICANO


Uno de los lugares más controvertidos a nivel arqueológico y del misterio de todo Estados Unidos se encuentra a las afueras de Salem, New Hampshire, en un terreno agreste conocido desde mediados de los años cincuenta como El Stonehenge americano.

Las extrañas construcciones en roca recuerdan mucho por su aspecto
a los legendarios monumentos megalíticos de Europa, Asia y África...

Se trata de una serie de extrañas construcciones en piedra de aspecto megalítico cuyo origen no termina de poner de acuerdo a los investigadores, y que lleva cerca de un siglo provocando todo tipo de debates y discusiones más o menos amargas.
Para algunos, se trata de un monumento erigido por pueblos de constructores megalíticos que habitaron la zona en tiempos pretéritos (se especula con unos 4.000 años), que, al igual que sus coetáneos europeos, lo habrían diseñado con algún propósito astronómico. Para otros, el lugar es la muestra del paso por América antes de Colón de vikingos, grupos de monjes irlandeses, fenicios e incluso íberos, o simplemente los restos de alguna construcción realizada por granjeros en el s. XIX.
Como sea, nadie ha sido capaz de dar una explicación satisfactoria. Quienes defienden la antigüedad de milenios de las construcciones tienen a favor diversas pruebas de Carbono 14, la evidencia de que en la zona hubo presencia humana varios milenios atrás, y las técnicas que, a decir de los expertos, fueron usadas para tallar la piedra. Menos consistencia parecen tener las hipótesis que defienden que el monumento es en realidad una suerte de lugar de culto erigido por monjes irlandeses que llegaron al lugar en la Edad Media, o aquellas otras que creen ver en algunas




 inscripciones halladas en el lugar la muestra de visitas por parte de civilizaciones del medio oriente como los fenicios.

Hacia mediados de los setenta, el lugar servía de inspiración, entre otros,
para la redacción del clásico América B.C., de Barry Fell.

Nada está claro y, aunque los escépticos esgrimen con fuerza la idea de que todo pueda tratarse, como se ha dicho antes, de piedras talladas simplemente por granjeros mucho más modernos –una teoría, cabe decir en su contra, no mucho menos traída por los pelos que las otras; se explicaría, en resumen, que las piedras habrían servido para extraer savia de los árboles–, lo cierto es que el lugar despierta la misma atracción que otros lugares de similares características que pueden encontrarse en medio mundo.
Se sabe que hacia finales de los años treinta fue visitado por H. P. Lovecraft –se dice que uno de sus relatos se basó en este lugar–, y hacia los años setenta sirvió de inspiración, también, para que a mediados de los setenta Barry Fell escribiera el clásico de la Arqueología alternativa America B.C., que plantea la llegada de numerosas expediciones a América mucho antes de la llegada de los europeos en el s. XV.
Cualquiera que lo desee –previo pago de una entrada– puede visitar el lugar y pasearse por entre las controvertidas rocas que aún hoy reclaman una explicación.

¿Con cuál de todas se quedarían ustedes?

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