miércoles, 29 de enero de 2014

EL TERCER HOMBRE, O EL MISTERIO DE LOS ÁNGELES DE LA GUARDA



El fenómeno del tercer hombre es un clásico de la investigación parapsicológica, que lleva inquietando a los especialistas desde el origen mismo de la disciplina. Los primeros textos que aluden a él están en el Antiguo Testamento, aunque su popularidad llegará más tarde, en el s. XX, con las confesiones del explorador Ernest Shackelton, tras su expedición a la Antártida de 1916.
 
¿Qué era la extraña presencia que detectaron los hombres de Shackelton durante
su aventura antártica?
En su diario –no en las primeras ediciones, sino en las que se publicarían posteriormente– el aventurero asegura que una fantasmagórica presencia, invisible pero real, le estuvo ayudando y dando ánimos en los momentos más difíciles de la travesía.

Una especie de ángel de la guarda, vamos, que el resto de sus hombres también reconocieron haber sentido como él.

Aunque la historia, contada así, puede dejar indiferente –habrá quien eche mano de esos fallos en el cerebro que surgen en momentos críticos–, sí sorprende el constatar que Shakelton y los suyos no han sido los únicos en experimentar algo parecido, y que en este mundo nuestro lleno de tecnología, y de respuestas para todo, sigue sucediendo.

En El tercer hombre (Ariel, 2009), John Geiger repasa otros muchos casos más del fenómeno, que le han llevado a rastrear los instantes posteriores a los atentados de las Torres Gemelas, el vuelo en solitario por el Atlántico de Lindberg, o experiencias de numerosos alpinistas, submarinistas y aventureros, en general, que en los momentos de mayor peligro, cuando sienten que les faltan las fuerzas, perciben el socorro de alguien que les da aliento, y que impide que fracasen y salgan a flote.
¿Existen realmente los ángeles de la guarda?
¿Son la verdadera explicación del fenómeno conocido como "el tercer hombre"?


¿A qué se debe, pues, este interesantísimo fenómeno? ¿Es algo real, ese ángel de la guarda del que hablan los textos sagrados de muchas religiones? ¿Es una percepción fallida del cerebro, la necesidad que tenemos a veces de generarnos a nosotros mismos esperanzas en los instantes críticos de la vida?

Se han llevado a cabo muchos estudios, pero no hay aún pruebas concluyentes.


No, desde luego, suficientes para explicar las maravillosas visiones, y experiencias, de algunos de los humanos más valientes de nuestra especie… 

martes, 21 de enero de 2014

EL CURA VOLADOR DE TOLEDO



Sólo quienes conocen a fondo las leyendas de Toledo saben de la existencia de este extraño –y enigmático– personaje.
Uno más dentro de la larga lista de celebridades cuyo nombre ha quedado ligado para la posteridad al de la ciudad de las tres culturas, y que, sin embargo, parece olvidado por la Historia.

Bartolomé Lorenzo de Guzmán (1685-1724)


Hablamos de Bartolomé Lorenzo de Guzmán, nacido en Santos (Brasil) en 1685, y que tuvo el honor de ser el primer hombre en realizar un vuelo exitoso en globo aerostático.
Aquello ocurrió en 1706, según los cronistas de la época, y sí: no nos equivocamos con las fechas.
La anécdota, ya de por sí, da para mucho.
Él definía su aparato como una “máquina para andar por él aire”. Fabricada por él mismo, producto de su aguda observación del entorno y sus avanzados –para la época– conocimientos de física, fue capaz de desafiar todo lo establecido y alcanzar uno de los anhelos del hombre, que no, no tuvo que esperar al siglo XX para poder volar, como se nos ha contado hasta la saciedad…
La osadía –el desafiar el plan establecido (quizá) desde el principio de los tiempos– le saldría caro.
La Inquisición, tras observar atentamente sus progresos, su capacidad para encandilar a las masas con sus espectaculares demostraciones, decidiría atarlo en corto.
El ser jesuita, lejos de ayudarle, serviría de acicate para decidir a los inquisidores a iniciar una persecución contra él y sus maravillosos logros, ridiculizándolos primero, y más tarde, al ver que lo primero no servía de mucho, convirtiéndolo en hechicero, brujo, adorador de Satán y otras lindezas de desprestigio…
Artilugio volador ideado por Bartolomé Lorenzo de Guzmán

Y es ahí, precisamente, donde aparecen las preguntas.
Porque nuestro inventor, perseguido por la Iglesia, marcha de Portugal no para irse a algún otro lugar más tolerante donde proseguir con su vida sin sobresaltos, sino todo lo contrario…
Su cuerpo fatigado, enfermo y derrotado por aquella campaña de desprestigio, acaba en Toledo.
¿Casa esto con la lógica? ¿Por qué viaja hasta allí, hasta aquella ciudad eminentemente católica, donde la Inquisición, la Inquisición que le ha machacado hasta conseguir el exilio, perduraría más que en cualquier otro lugar de Europa? ¿Qué extrañas conclusiones pueden sacarse de este hecho?
Ninguna buena, desde luego, o tranquilizadora...
Lo cierto es que no es hasta el s. XX cuando se volvió a recordar a este genio, sin duda, de la aeronáutica.
Ya inventado el avión, ya conquistado el aire, parece ser que estaba permitido, de nuevo, reconocer sus méritos.
¿Se sabrá algún día la verdad?
Puede que no, al menos de momento. Sólo esperamos que en estos tiempos nuestros, de inventos y novedades, los nuevos mártires de la ciencia prohibida cuenten con contemporáneos más lúcidos, más valientes, quizá, para evitar un final tan triste como el que tuvo Bartolomé Lorenzo de Guzmán…

jueves, 16 de enero de 2014

LA VAMPIRESA DE VENECIA



Dice Lorenzo Fernández Bueno que anduvo durante mucho tiempo esperando a que le llegara una buena historia para lanzarse a escribir una novela. Que nunca, hasta que llegó a sus oídos la historia que sustenta El vampiro de Silesia (Minotauro, 2013), había sentido esa magia necesaria para que uno se lance a la aventura de componer un relato largo de ficción.
Es, desde luego, mucho decir para alguien que, como Fernández Bueno, lleva tantos años en esto del misterio, y de tantas y tantas cosas habrá oído hablar.
Todo comienza en la pequeña isla veneciana de Lazzaretto Nuovo...

La historia en cuestión comienza en el año 2006, con un un grupo de arqueólogos excavando en un islote de la laguna de Venecia. El objetivo era desenterrar, para su análisis, algunos de los cadáveres que reposaban en una fosa común, producto de una epidemia de peste del s. XVI. Entre los cadáveres –ninguno agradable, cabe suponer– hallaron uno que resultó especialmente llamativo, por lo que contaremos a continuación.
Se trataba de los restos de una mujer joven, que presentaba signos de haber sido torturada antes del fallecimiento. Tenía la tráquea rota y, entre los dientes, con una boca forzada al extremo, aparecía un ladrillo atravesado hasta la garganta.
Las investigaciones apuntaron enseguida a que debía de tratarse de alguna especie de ritual, y pronto salió a relucir el tema del vampirismo.
¡La mujer había sido considerada por sus contemporáneos como un chupasangre, un primo hermano de Drácula!
Al parecer, era un ritual muy habitual en la época. Sobre todo cuando había una plaga de por medio.
La vampiresa de Venecia no ha sido el único "cadáver de vampiro" hallado en
Europa en los últimos años... 

(En Polonia, particularmente en la zona de Silesia, han sido hallados otros cadáveres similares, que habían sufrido torturas parecidas...)
El vulgo, ya se sabe, reclama siempre respuestas inmediatas.
Y el poder las proporciona gustoso, siempre y cuando no le salpiquen sus consecuencias…
Y he aquí lo que le pasó a esta mujer.
Es, desde luego, una historia verdaderamente terrorífica, que pone los pelos de punta si se piensa en ella en un ambiente propicio, como puede ser la propia ciudad de los canales. En una noche de bruma, paseando en solitario con el murmullo del agua y el silencio húmedo, y algo inquieto, de los traicioneros callejones…
Y aunque se nos den explicaciones racionales, y se nos digan los porqués de la superstición del vampirismo, y eso de que todo parte de las sensaciones que, en el pasado, provocaba abrir un féretro y encontrarse dentro un cadáver que, tras la muerte, había experimentado cambios, o que aparecía con la boca sanguinolenta, uno no puede dejar de estremecerse al ver la foto del cadáver que se encontró en el islote de Lazzaretto Nuovo, y pensar que aquella calavera forzada, y aquel ladrillo que se encuentra entre sus dientes, formaron parte, hace varios siglos, de una escena que debió ser peor, seguro, de lo que somos capaces de recrear en nuestras peores pesadillas…
Y es que no hay ficción que pueda con la macabra realidad que nos acompaña desde que el mundo es mundo...

martes, 14 de enero de 2014

EL MISTERIO DE LOS SUBMARINOS NAZIS PERDIDOS, Y LOS SECRETOS DE LA ANTÁRTIDA (II)


La Antártida, como todos sabemos, es uno de los lugares más extremos del planeta. Gran parte de su extenso territorio sigue aún sin explorar y, junto a la selva amazónica, o los grandes desiertos de África, o de Asia, sirve de escenario perfecto para toda clase de especulaciones y leyendas.
Los nazis llamaron Nueva Suabia al territorio de la Antártida que exploraron en una
de sus primeras expediciones al continente helado...

Una de las más interesantes es la que nos habla del destino secreto de Hitler y sus secuaces tras la II Guerra Mundial.
Como ya avanzábamos en la segunda parte de este artículo, el apresamiento de varios submarinos tras la rendición alemana ha hecho, desde entonces, que mucho investigadores apunten a la posibilidad de que los nazis pudieran haber construido alguna especie de base secreta en algún punto desconocido del sur del planeta.
¿Por qué la Antártida?
Bueno. Parece ser que científicos y militares nazis llevaron a cabo diversas expediciones secretas hacia el continente helado de las que no se quiso, en su momento, hacer demasiada propaganda. Se ha hablado de determinadas investigaciones que tenían como objetivo desarrollar tecnología que pudiera soportar temperaturas extremas por debajo de los cero grados, y hay leyendas acerca de lugares templados en mitad de los hielos perpetuos, los glaciares y las cadenas montañosas inexploradas.
¿Pudo ser que la última batalla de la II Guerra Mundial se librara entre los hielos de la Antártida?


Como asegura el investigador José Lesta en su imprescindible El enigma nazi (Edaf, 2003), cabe preguntarse qué llevo a tantas naciones aliadas, capitaneadas por el ejército de EE.UU., a lanzarse sobre la Antártida tras la gran guerra, con expediciones de enorme magnitud que acabarían abruptamente, sin demasiadas explicaciones, tras haberse perdido en el curso de varias semanas algunos aviones, y barcos…

Más sobre OVNIS nazis y la batalla de los hielos:



jueves, 9 de enero de 2014

EL MISTERIO DE LOS SUBMARINOS NAZIS PERDIDOS, Y LOS SECRETOS DE LA ANTÁRTIDA (I)



Todo comienza en 1945, pocos meses después del fin de la guerra. Un submarino alemán aparece frente a las costas de Mar de Plata, en Argentina, con una tripulación de marineros exhaustos, después de una inmersión de demasiados días bajo las aguas del océano…
¿Hacia dónde se dirigía aquel extraño submarino que fue apresado en mitad del Atlántico
por las autoridades argentinas meses después de la guerra?

Según se cuenta, eran todos muy jóvenes. Incluido el principal oficial, de apenas 25 años. Al parecer, habían iniciado su travesía en la lejana Noruega, con instrucciones de seguir una ruta, por el Atlántico, hacia el sur. Apenas llevaban armamento, y sí muchos víveres. También un gran cargamento de tabaco, algo muy extraño teniendo en cuenta que en un submarino no se puede fumar, y que, de hecho, no había un solo fumador entre los miembros de la tripulación.
¿Qué extraña misión estaban cumpliendo aquellos hombres?
El apresamiento, poco después, de otro submarino alemán por la flota argentina, iría aclarando las cosas.
La tripulación era también muy joven; sus circunstancias, similares; y sus intenciones, o su destino, aparentemente muy parecido…
Algunos investigadores han creído ver en ello indicios de un intento desesperado del Reich por trasladarse, ante la inminente derrota, hacia una base oculta en algún punto del planeta.
Aseguran que los dos submarinos perdidos podrían ser parte de un convoy sumergido capitaneado por alguno de esos U Boot clase XXI, submarinos capaces de alcanzar velocidades récord bajo el agua, y de permanecer sumergidos durante meses.
¿Podría ser que Hitler no hubiera muerto, tal y como reflejan los libros de Historia,
y que tras la guerra hubiera huido hacia alguna base secreta...?

Parece ser que aún no se ha explicado el destino de 100 de los 120 de estos aparatos que se construyeron durante la guerra.

¿Hacia dónde se dirigían? ¿Era hacia alguna base situada en una isla desierta, como se ha especulado? ¿Hacia el interior de la selva amazónica, como defienden algunos autores? ¿O hacia la Antártida, para muchos, el último refugio de Hitler y los suyos?

martes, 7 de enero de 2014

EL TRIÁNGULO DEL DRAGÓN


La leyenda habla de un enorme dragón que vive bajo el agua, y que emerge de vez en cuando, acompañado de un ruido estremecedor y de luces siniestras que aparecen, de pronto, en el horizonte.
Se trata de un fenómeno que los pescadores japoneses del oeste de la isla llevan viviendo miles de años, y que les ha llevado a bautizar aquella zona del Pacífico como «Mar del Diablo».
Como en el Triángulo de las Bermudas, el océano puede pasar en pocos minutos de la absoluta
calma a la más enfurecida de las tormentas...

Al parecer, los barcos pesqueros han sufrido allí una enorme cantidad de incidentes. Como en el Triángulo de las Bermudas, las brújulas se vuelven locas y el tiempo puede pasar rápidamente de la calma más absoluta a una tormenta de proporciones gigantescas.
Como el famoso triángulo situado en el Atlántico, el triángulo del Dragón está situado un poco por encima del Ecuador, aproximadamente a la misma latitud de aquél.
Y cuenta con sus propias ruinas bajo el agua –recordemos Bimini– que hablan de algo importante que lleva ahí desde mucho antes de las civilizaciones de las que tenemos noticia, y que sólo los más osados se atreven a mencionar…
Las luces, las desapariciones, llevan a algunos investigadores a hablar de seres de otros planetas, que tendrían aquí, como en el Triángulo de las Bermudas, bases bajo el agua.
La explicación oficial es que las desapariciones de barcos –que se multiplicaron, dicen los datos, en torno a los años 40 y la II Guerra Mundial– tenían más que ver con la meteorología adversa de la zona, y las características, en general, de las aguas que bañan Japón.
¿Están relacionadas las gigantescas construcciones halladas bajo las aguas
con los fenómenos extraños que los pescadores del oeste de Japón llevan
sufriendo desde hace cientos de años?

Pero esas construcciones mastodónticas que han sido halladas en el lecho del Océano parecen indicar maravillas que no han sido aún convenientemente explicadas.
Un secreto de la Tierra, y del pasado de este planeta, que clama a gritos un poco de atención.
Demasiadas casualidades, demasiados fenómenos inexplicables concentrados en un solo lugar.

Quizá llevemos demasiado tiempo dándole la espalda a las leyendas y sea momento de poner patas arriba lo que sabemos...

viernes, 3 de enero de 2014

¿QUÉ SON LOS ANUNNAKI?


El misterio sobre el origen de la civilización sigue siendo una preocupación fundamental de nuestra cultura occidental. La ciencia –nuestra religión actual– no ha logrado responder aún a una pregunta que para los pueblos antiguos tenía su solución en dioses venidos del cielo, casi siempre de aspecto humanoide, aunque con algunas diferencias…

El arte oriental, y especialmente el de las grandes civilizaciones como la babilónica, o la egipcia,
están llenos de referencias a seres gigantescos, mezcla de humanos y animales...

Para investigadores como Zecharia Sitchin, las similitudes que existen entre mitos de distintos pueblos del pasado es una prueba de que algo real los inspiró a todos. Esos dioses creadores, llegados desde las estrellas, debieron existir realmente, quizá venidos desde algún planeta lejano.
Son, según recoge de los textos sumerios –los primeros textos humanos que se conocen– los Anunnaki.
Provendrían de Nibiru, un planeta situado en una galaxia lejana, con condiciones climáticas muy similares a la Tierra.

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En su teoría –la de Sitchin– ese planeta Nibiru habría sufrido en algún momento del pasado un cataclismo que habría obligado a sus habitantes a tener que buscarse la vida por el resto del Universo.
La Tierra habría sido para ellos un buen lugar donde abastecerse –de oro, principalmente, el mineral de los dioses, para los egipcios– y de ahí habría venido la necesidad de colonizar este planeta.
Probablemente, dicen los investigadores, los Anunnaki tuvieron que crear a los humanos como una forma de facilitar la extracción de la riqueza. Animales de carga, digamos. Mitad terrícolas –puede que con ADN de los misteriosos neandertales–, y mitad extraterrestres.
Es, como puede verse, una teoría seductora, muy elaborada e interesante, que se hace más creíble según se ahonda en ella.
Tiene, por supuesto, multitud de inconvenientes, pero como cualquier teoría que se precie.
El caso es que se fundamenta en los restos que nos quedan del pasado, y eso juega a su favor.
La Tierra, tan inmensa para nosotros, humanos, está llena de pistas que nos hablan de culturas aisladas entre sí que llegaron a las mismas conclusiones, que se desarrollaron de maneras muy similares; que construyeron pirámides, por ejemplo, o que elaboraron religiones muy parecidas entre sí…
Dicen que los Anunnaki regresan a la Tierra periódicamente, cada 3.600 años. Y que su próxima llegada está próxima.
Esperemos que no se enfaden mucho por el estropicio que hemos montado durante su ausencia...

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