miércoles, 26 de febrero de 2014

LOS MEGALITOS Y EL SECRETO DE LA ATLÁNTIDA



Los misterios del pasado parecen tener una raíz común en lo inmenso, lo desmesurado. Uno viaja por el mundo y no encuentra más que piedras enormes, apuntando hacia el cielo, o apiladas para formar desgastados monumentos que escapan a toda lógica.
¿Son los monumentos megalíticos repartidos por todo el mundo la prueba
de una antigua civilización perdida, con centro en el Atlántico?

Hablamos de Carnac, de Malta, de los talayots de Baleares –por supuesto, de Stonehenge–, pero también de Bimini, del Cáucaso, de la India, y quién sabe de dónde más.
(¿Quizá del Yucatán, y de los olmecas?)
Es posible.
Lo que sí es cierto es que de esta cultura apenas sabemos nada. Dicen que en Carnac había más de 10.000 menhires, de los que hoy “tan sólo” quedan 3.000. Algunos permanecen sumergidos bajo el agua. No sabemos para qué fueron alineados de aquella manera, como tampoco conocemos realmente las funciones de Stonehenge.
¿Qué sentido tienen esas enormes disposiciones de piedras en Carnac (Bretaña francesa)?

Desde el cielo, apuntan algunos, todo cobra sentido. Los puntos que constituyen las piedras comienzan a dibujar líneas, círculos misteriosos. Como en Bimini. Allí han querido ver algunos restos de un puerto antiguo, quizá el de la mítica Atlántida…
Son muchas las pruebas, e infinitas las conclusiones.
El terreno que el mar ganó a la costa tras la última glaciación podría ser la clave. Muchos de estos monumentos fueron erigidos junto a la costa, y quizá bajo las aguas estén los grandes monumentos, los que no han llegado hasta nosotros por esa circunstancia.
Hay una leyenda, la de los gigantes de Chipre, que sobrevuela todos estos enigmas y los convierte en algo más excitante. Pensar en una raza de hombres de dimensiones mayores a la nuestra es una tentación que enseguida nos hace cruzar los brazos y echarnos hacia atrás, pensativos. Enseguida la rechazamos, por absurda. Pero, ¿y si tras esa leyenda hubiera algo de cierto? ¿Y si esos gigantes estuvieron realmente detrás de esa cultura? Quizá no exactamente gigantes, pero sí otra cosa.
No olvidemos las descripciones que los pobladores del Nuevo Mundo hacían de los conquistadores a lomos de sus caballos… ¡Los tachaban de dioses! 
¿Tienen algo que ver con estas construcciones las leyendas acerca de una extinta raza
de gigantes que pobló en el pasado la tierra?

¿Pudieron haber hecho lo mismo quienes llegaron al Mediterráneo tras el cataclismo, o desastre, o lo que fuera que acabó con la civilización que erigió los megalitos?
Quizá nunca lo sabremos; o sí... 
El próximo reto está en el lecho marino, sin duda; no demasiado lejos de la costa...

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