jueves, 30 de mayo de 2013

LA TORRE DE PALENQUE



De todos los monumentos mayas, la torre del palacio de Palenque, en Méjico, es quizá uno de los menos llamativos. Sólo a simple vista, precisamente por su aspecto nada exótico, y por estar rodeada de otros monumentos que han llamado la atención de expertos y público en general desde su descubrimiento, entre montañas de roca, tierra y, montañas de escombros.
Como el campanario de una iglesia románica, la torre de Palenque aguarda al visitante
 entre la maleza de la selva de Chiapas

(foto Flickr)

La torre se alza orgullosa desde su base en el palacio que antaño ocuparon los mandatarios de la ciudad. De planta cuadrada, rematada en un tejado a cuatro aguas, nada parece tener que ver con las pirámides que fueron erigidas a su alrededor.
Para unos fue un lugar de uso defensivo, mientras que para otros se trataba de un lugar para realizar diversos cultos.
Una imagen que muestre sólo la torre, aislada del resto del conjunto arquitectónico, podría confundir al profano.
¿Quién no se equivocaría y situaría el monumento en China, por ejemplo, o en algún lugar de la Toscana?
Porque los enigmas de la torre que planteamos se centran en su forma, tan distinta a todo lo que sabemos de los mayas.
Fue, probablemente, la única de sus características que construyó este maravilloso pueblo. Rascándonos la cabeza podemos empezar a imaginar, y a recordar a los autores que defienden contactos precolombinos entre América y otras partes del mundo.
¿Chinos? ¿Templarios?
Para que nadie empiece a ponerse nervioso, remitiremos, simplemente, a las imágenes que miles de cámaras han tomado en el lugar y que pueden encontrarse en libros, vídeos o Internet. Que cada cual observe, llegue a sus propias conclusiones. Recordaremos que los enigmas siguen siendo muchos, y que esto sólo es una teoría que lanza un simple amante del misterio, que estuvo allí y que allí, también, se vio sorprendido por esta idea tan alocada, aunque tan sugerente...

martes, 28 de mayo de 2013

LA PILA DE BAGDAD



El 11 de abril de 2003, Bagdad, la capital de Iraq, se convertía en el centro de la atención mundial por la cruzada que el presidente Bush y sus aliados llevaban a cabo contra el régimen de Sadam Hussein. El montaje mediático y político lograba su objetivo, y el régimen del dictador caía tras una batalla que se había calificado de relámpago y que aún hoy, diez años después, sigue activa.
La famosa pila de Bagdad, una simple tinaja de barro que pone al descubierto
aspectos del pasado totalmente sorprendentes...

El museo de la capital iraquí, famoso por sus joyas de arte y arqueología mesopotámicos, se veía afectado por el saqueo. Miles de piezas salían entonces del edificio, según unos para ser protegidas de los bombardeos y los estragos de la guerra, y según otros, directamente hacia el mercado negro.
Entre ellas se encontraba la mítica pila de Bagdad.
Hallada durante unas excavaciones en los años treinta, sigue siendo objeto de polémica entre los científicos.
A primera vista parece una simple vasija de arcilla, pero el mecanismo simple encontrado en su interior, compuesto de una varilla y un cilindro metálicos que posiblemente estuvieron recubiertos de plomo, hacen pensar en otra cosa.
La teoría de que pudiera haber servido como pila generadora de electricidad no parece casar demasiado bien con la fecha aproximada de su fabricación, hacia el año 260 d. C. Parece imposible pensar que en aquella época y mucho antes –por el hallazgo, precisamente, de otras piezas similares en yacimientos mesopotámicos– el hombre conociera esta tecnología que, desde luego en Occidente, no llegó hasta muchísimo después.
El debate sigue, decimos, aún hoy. Los más escépticos creen que la pila de Bagdad no fue más que un recipiente de otros objetos. Rechazan algunas de las pruebas que se han llevado a cabo para demostrar su utilidad como instrumento tecnológico avanzado, y se ríen de quienes apuntan que podría haber sido utilizada en la construcción, por ejemplo, de las pirámides, y la decoración de sus interiores.
Como apunte –y sólo como apunte, sin más pretensiones–, recordaremos la leyenda en torno al Cristo de la Luz, en Toledo, donde, según las crónicas, el rey Alfonso VI habría encontrado, en la mezquita del mismo nombre, un crucifijo iluminado por una lamparita incandescente ¡que habría estado funcionando desde antes de la conquista árabe!

La pena es no saber si dicha lámpara tenía forma de vasija, y artilugios de metal en su interior…

viernes, 24 de mayo de 2013

MORRIS K. JESSUP Y EL EXPERIMENTO FILADELFIA



Morris K. Jessup es uno de esos nombres clave en la historia de la ufología. Trabajos como The Case of the UFO forman parte ya de la bibliografía básica de todo aquel que se interese por estos temas, y sus teorías fueron capaces de adelantarse a las de gente de la talla de Von Däniken, poniendo en relación los platillos volantes con civilizaciones perdidas del pasado.
¿Logró realmente el ejército de EE.UU. hacer invisible uno de sus barcos y a toda su tripulación?

De formación astronómica y arqueológica –que muchos han puesto después en cuestión–, Jessup es famoso, sobre todo, por haber sacado a la luz el fascinante “Experimento Filadelfia”.
Todo comienza en enero de 1955. Una carta remitida por un misterioso nombre, Carlos Miguel Allende, llega a manos de Jessup. En ella, se relata un extraño experimento secreto llevado a cabo por el ejército de EE.UU., por el que diversos científicos, dirigidos por un tal Franklin Reno, habrían logrado hacer invisible nada más y nada menos que un buque de guerra americano. En la carta se revela también que el experimento, pese a su contundente éxito, habría provocado en los soldados implicados algunos efectos secundarios no deseados…
Como es natural, Jessup quedó impactado por la revelación. Quiso saber más, pero, como suele ocurrir en estos casos, fue muy difícil. Había indicios de que el experimento se había llevado a cabo, pero el poder no estaba dispuesto a dar cuenta de sus tejemanejes y pavorosos errores así como así. Se habla de una edición anotada del primer libro de Jessup por miembros relevantes del gobierno de EE.UU. –cuyos nombres no han trascendido–, en el que se burlan del autor afirmando cosas como “sabe algo, pero no todo lo que hay que saber”.
Por si acaso, Jessup moría trágicamente en 1959. Oficialmente se había suicidado, aunque sus seguidores defienden que fue eliminado para detenerle en su intento de conocer la verdad.
Eran los inicios de la ufología, y quizá su creciente popularidad, y sus mensajes en favor de que el gobierno revelara aspectos tan ocultos de su trabajo, resultaban muy incómodos para algunos.

Hoy, quizá, habría sido suficiente con convertirle en un bufón.  Nosotros, desde aquí, le rendimos tributo. En última instancia, como creador de una historia maravillosa, excitante… Una intriga perfecta.

miércoles, 22 de mayo de 2013

TRAVIS WALTON, EL ABDUCIDO



Viajemos hasta el estado de Arizona, en el lejano oeste norteamericano. 5 de noviembre de 1975. Un grupo de jóvenes regresa a su casa tras un día de duro trabajo talando madera en el parque nacional de Sitgreaves. Imaginemos esa carretera solitaria, llena de oscuridad, de silencio y de sombras, y a lo lejos, entre los frondosos árboles, una luz roja, muy intensa y potente, que les hace creer que bien podría tratarse de un incendio.
El caso de Travis Walton marcó un antes y un después en la historia de la ufología
y las abducciones.

La furgoneta se acerca al lugar y sus ocupantes presencian algo que está a punto de cambiar sus vidas.
Según sus testimonios, hay un platillo volante suspendido unos cuantos metros sobre el suelo. La luz roja que han visto antes surge del aparato, así como un intenso pitido que llena la atmósfera y que hace que uno de ellos, Travis Walton, salga del vehículo y se coloque bajo el extraño aparato.
Los chicos observan a su amigo estremecerse, actuar como poseído por una extraña fuerza que surge del platillo. Se asustan y se marchan corriendo.
Sólo uno de ellos regresa a los pocos minutos a buscar a Travis. Pero Travis ha desaparecido.
El resto de la historia forma parte de la cultura popular.
Los chicos son acusados de homicidio. Ellos cuentan lo que han visto, pero nadie les cree. Se les somete a numerosos tests, interrogatorios, y aunque parece demostrarse que dicen la verdad, su caso divide a la opinión pública, sobre todo teniendo en cuenta que hay un chico en el grupo con antecedentes penales, que además se llevaba mal con el desaparecido.
Han de pasar cinco días para que todo cambie.
Travis telefonea a su familia, y varios de sus miembros logran dar con él en una gasolinera.
Lo encuentran desnudo, tembloroso, asustado. Pide que le den agua; está hambriento.
Lo que cuenta, después, deja a todos con la boca abierta.
Según su relato, fue secuestrado por alguna especie de alienígenas, que trataron de someterle a diversas pruebas. Describe un lugar luminoso, como una clínica, y a seres sin pelo, arrugados y de rostro maligno. También que consiguió escapar, luchando intensamente contra ellos…
Su caso, el caso de Travis, sigue provocando aún hoy controversia. Es un testimonio directo, aunque, para muchos, simplemente inventado. Urdido para generar popularidad, para llamar la atención del mundo entero.
No cabe duda de que es un relato fantástico, pero precisamente por ello, fascinante. Ahora estamos acostumbrados a él, por lo populares que se han hecho las abducciones a través del cine,de los libros y las series de televisión, pero en su época fue algo revolucionario. Marcó un hito en lo que respecta al fenómeno O.V.N.I., un antes y un después que cambió para siempre nuestra visión de los seres de otros mundos que visitan nuestro planeta.
Si lo que contó este chico fue cierto o sólo un engaño, es algo que nunca se podrá averiguar.
Sólo Travis y sus amigos saben lo que vieron. 
Que cada cual piense, luego, lo que quiera…

viernes, 17 de mayo de 2013

LOS ABUELOS DE INDIANA JONES: (2) HIRAM BINGHAM



El descubridor para occidente de las ruinas de Macchu Picchu habría estado muy de acuerdo con la famosa frase de Indiana Jones “debería estar en un museo”. En las películas, Indiana Jones utilizaba esta frase para reprender la actitud de los villanos que pretendían quedarse para ellos solos ciertas reliquias, en lugar de cederlas al mundo para el disfrute de todos. En la realidad –y todo según las malas lenguas, que se entienda–, Bingham tomaba al pie de la letra esta máxima y arramplaba con todo tipo de objetos arqueológicos para llevarlos a los museos, eso sí, los de su propio país y no los de los lugares en los que los encontraba.
Su actitud le ha llevado a ser muy poco querido en Latinoamérica.

Hiram Bingham (1875-1956)

Perú le reclama el robo de 40.000 objetos, cifra muy apreciable, que incluiría no sólo objetos de diversas civilizaciones precolombinas, sino también momias y huesos.
Es el prototipo de aventurero, de los que florecieron a finales del s. XIX y principios del XX, que cosecharon fama y éxito en su época, pero que con el paso del tiempo y la mirada crítica están perdiendo fuelle.
Y es que uno estudia la historia del tercer mundo, y comprende que barbaridades como las que se atribuyen a este hombre (no de las peores) puedan ser ciertas.
Todavía hoy en día existe el expolio… ¿Qué no podría darse en una época en que no existía la radio y la televisión, y mucho menos Internet?
Pese a todo, al norteamericano Bingham (1875-1956) hay que reconocerle el mérito de haber difundido para el resto del mundo el tesoro que supone la ciudad perdida de los Incas. Fue en 1908, tras varios intentos. Cuando llegó allí, encontró a agricultores peruanos viviendo allí, ajenos quizá a la importancia secreta de su secreta morada.

Machu Picchu, sin duda, uno de los lugares más espectaculares de la Tierra.

Machu Picchu es un lugar imponente, huelga decirlo. Toda una maravilla que da testimonio de la grandeza del pueblo que lo levantó. Aquellas casas labradas sobre las cumbres de aquellas montañas, asomadas a esos enormes precipicios…
No lo hizo sólo, y es algo que debería repetirse más. En su caso, ocurre como con esos alpinistas del Himalaya que alcanzan imposibles cumbres rodeados de un halo de misterio y heroísmo… pero también de sherpas anónimos, cuyo papel real nunca se desvela.
La gloria del descubrimiento, en cualquier caso, fue para él, gracias en parte al libro –que automáticamente se convertiría en best seller– La ciudad 
perdida de los Incas, todo un clásico de la arqueología y la no ficción de aventuras.

(Ay, algún día habrá que arremangarse y ponerse a reescribir como Dios manda la Historia…)

lunes, 13 de mayo de 2013

EL MITO DEL DILUVIO Y LOS HALLAZGOS DEL MAR NEGRO


El diluvio es probablemente el mito más popular de la Antigüedad. Encontramos referencias a él en textos sagrados sumerios, indios, chinos o nativos americanos, además de la archiconocida de la Biblia, y la menos famosa del Corán.
El Diluvio Universal es un mito que aparece en textos sagrados de todas las culturas. ¿Podría
ser que hubiera en él algún atisbo de realidad?

Para muchos investigadores, tanta insistencia de los cronistas del pasado no es más que la prueba de que algo similar a las leyendas pudo ocurrir en realidad. Algún fenómeno extraordinario, fuera una lluvia interminable, o la subida del nivel de las aguas, que cambió la Historia para siempre.
La clave, según las últimas teorías, podría hallarse en torno al mar Negro.
Un mar que en el pasado fue un enorme lago de agua dulce, sobre cuyas orillas podría haberse asentado la primera civilización occidental.
En Bulgaria, los arqueólogos han encontrado evidencias de una civilización avanzada que podría remontarse a los 7.000 años de antigüedad. Se han hallado restos de poblados y numerosas construcciones; figurillas de oro y otros metales, cuyas medidas hacen sospechar que quienes las fabricaron manejaban con soltura la geometría y las matemáticas.
La crecida del agua, o algún fenómeno atmosférico desconocido parcialmente por la ciencia actual, pudo haber sepultado esta cultura para siempre.
Hay científicos que creen que algún episodio de lluvia desaforada, similar a la que narran las sagradas escrituras (aunque evidentemente no tan copiosa) pudo haberse dado en algún momento del pasado. Encuentran evidencias en algunas rocas encontradas, precisamente, en cuevas del entorno del mar Negro.
Otros apuntan al deshielo tras la glaciación, y la consecuente subida de las aguas…
¿Podría encontrarse en las orillas del mar Negro la clave para desentrañar el misterio
del mito del diluvio?

Sea lo que sea, parece razonable que un desastre de aquella magnitud fuera capaz de arrasar gran parte de lo que hasta entonces hubiera construido. Los que lo vivieran, seguro, lo habrían hecho pasar de padres a hijos, adherido con fuerza a la tradición oral.
Como con la Atlántida, los miembros de la diáspora de aquella civilización arrasada por el desastre, recordarían para siempre aquel fenómeno tan tremendo.
¿No es posible, a tenor de todo esto, que las orillas de aquel lago gigantesco fueran el Jardín del Edén de las Sagradas Escrituras? ¿Podría estar allí, entre aquellos hallazgos maravillosos, la clave de la tan manoseada Edad de Oro?
Lo que sea, nos hace querer estar atentos a lo que allí suceda de aquí en adelante…

lunes, 6 de mayo de 2013

EL ENIGMA DE LA MOMIA NEGRA


En 1958, el arqueólogo italiano Fabrizio Mori sorprendía al mundo anunciando el hallazgo de una momia en el corazón del desierto del Sáhara. De una momia, además, cuya datación era imposible cuadrar con lo que hasta ese momento se sabía de momias, pues tenía 5.000 años de antigüedad, mil más que las más antiguas que se habían hallado en Egipto.
El árido Sáhara, en el remoto pasado un vergel, oculta, bajo la ardiente arena,
fascinantes misterios...

Era, para mayor estupefacción de la comunidad académica, la momia de un niño de piel negra, quizá procedente del sur del continente.
¿Qué se podía hacer con este hallazgo?
Evidentemente, suponía tener que reescribir la historia. Los egipcios, desde luego, no habían sido los primeros del continente en comenzar a practicar momificaciones. Quizá tampoco los primeros en desarrollar allí, en aquella zona del mundo, una sociedad avanzada.
Alrededor del hallazgo había pruebas de una sociedad mucho más antigua y muy civilizada. Un pueblo que habitó no el desierto que hay ahora allí, sino un clima menos riguroso, con lluvias, vegetación y ríos, lagos, y todo lo demás. De ganaderos, pero también de comerciantes. Lo suficientemente desahogados de la lucha contra la naturaleza como para dejar constancia de obras de arte, pinturas y bajorrelieves que aún pueden contemplarse en paredes de colinas y grutas.
El niño de Muhuggiag –como se conoce el hallazgo, por el lugar en que fue encontrado–, es tan sólo una advertencia. Una pequeña muestra que ha salvado el paso de los siglos. Pero, ¿qué no habrá bajo las arenas del desierto, que en su momento fue un vergel? ¿Qué no en otros lugar hoy verdaderamente inhóspitos, que en su momento pudieron ser habitados?
En realidad, no somos más unos niños resabiados que se acaban de comprar un telescopio. El Universo está lleno de incógnitas, algunas que vemos y otras, la mayoría, que ni llegamos a atisbar. Misterios que, como este hallazgo, o las inquietantes pinturas de Tassili, en Argelia, ponen nuestra atención en ese remoto punto del planeta.
Por eso, por sorpresas gratas como ésta, la Arqueología es una ciencia tan fascinante y, el pasado, el mayor misterio de todos…

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