jueves, 10 de enero de 2013

EL ENIGMA DE LAS LÍNEAS DE NAZCA




Según los arqueólogos, las líneas que pueden contemplarse en el desierto de Nazca, uno de los más áridos del mundo, fueron trazadas mucho tiempo antes del desarrollo de la civilización Inca. Su función no está muy clara, pero la mayoría de expertos coinciden en afirmar que podría tratarse de una especie de centro ceremonial, de una representación religiosa para pedir a las divinidades la llegada de las lluvias, que tan preciadas debían ser en un lugar como aquel. En los dibujos, de proporciones gigantescas y que casi únicamente pueden ser apreciados desde el aire, aparecen todo tipo de animales, incluyendo aves, mamíferos y ballenas, –e incluso un mono, que para muchos demuestra la conexión del pueblo que realizó estos geoglifos con otras culturas de Mesoamérica–, pero también representaciones antropomorfas, casi todas dibujadas no sobre la llanura, sino sobre las colinas circundantes.
Los dibujos representados en Nazca son sólo visibles claramente desde el cielo.

Las líneas, claro, habían estado ahí desde siempre. Cuando los españoles llegaron al lugar se percataron de su existencia, pero sólo llegaron a conjeturar que las líneas podían conformar una especie de carretera. Fue mucho más adelante, hacia los años treinta del s. XX cuando comenzaron a investigarse de forma seria. Desde entonces se ha hablado de que podrían ser una especie de mapa celestial señalando constelaciones, o que podrían constituir algún tipo de conjunto de vías de agua (desde hace siglos el lugar posee una red de acueductos subterráneos muy bien conservada y funcional). Pero fue el suizo Von Däniken, autor de best sellers como Recuerdos del futuro el que comenzó a ponerle imaginación al asunto y a asegurar que las líneas de Nazca no eran otra cosa que pistas de aterrizaje para extraterrestres.
Aunque la teoría puede provocar alguna que otra risa, no es descartable que quienes trazaron aquellas líneas estuvieran pensando en seres de otros mundos en el momento de iniciar aquella tarea. Los dibujos, se diga lo que se diga, sólo pueden apreciarse claramente desde el cielo. Sus enormes proporciones están calculadas para que el dibujo se vea a larga distancia y, ¿quién puede negar que su factura, de elegantes formas geométricas, tiene el objetivo de mostrar de forma clara y concisa el concepto que representa? No hace muchas décadas, nuestra propia civilización envió un dibujo de similares características al espacio para tratar de entrar en contacto con posibles vidas extraterrestres…
Los geoglifos aparecen también representados en otras culturas del norte y el sur del continente americano

En el sur de California, en EE.UU., existe un yacimiento arqueológico conocido por el nombre deBlythe Intaglios” en el que formas algo más toscas, pero de similar factura, fueron elaboradas por una cultura también desaparecida. Hay geoglifos también en el Amazonas, y en diversos lugares del norte de Chile. Parece una práctica que caló muy hondo en el continente americano, aislado durante milenios de lo que ocurría en Eurasia. ¿Qué pudo ocurrir allí en el pasado? ¿Puede tener algo que ver, tal y como mantuvo Von Däniken, con dioses llegados del cielo? ¿Podrían estas prácticas decirnos algo más sobre el pasado desconocido de los hombres que acabaron poblando aquel continente?
La respuesta, quizá, no la sepamos nunca…

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