miércoles, 10 de octubre de 2012

AHMADINEYAD Y EL PROYECTO HAARP




El proyecto HAARP (Proyecto de investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia) es un proyecto desarrollado por la Fuerza Aérea de EE.UU. para monitorear los efectos de las ondas radiales sobre la ionosfera. En teoría, de lo que se trataría es de controlar mejor lo que ocurre en la ionosfera, y así mejorar las telecomunicaciones y la detección, por ejemplo, de misiles, pero hay serias dudas planteadas por muchos (también por gente muy implicada en el proyecto) acerca de que lo que en realidad pretendería sería poder manipular el clima en el planeta tierra.
Hace unos meses hubo ciertos rumores sobre la implicación del proyecto en los grandes terremotos que han venido produciéndose en los últimos tiempos, como el de Chile.
Aunque estas acusaciones han sido rechazadas por científicos (que alegan, por ejemplo, que las antenas situadas en Gakona, Alaska, sede del proyecto, no tienen capacidad para manipular el clima), siguen siendo tema de controversia. La última razón, las polémicas declaraciones del presidente de Irán, Mahmoud Ahmadineyad, acusando a los gobiernos europeos de estar dejando a su país más seco que la mojama.
Antes de echarnos a reír, y de tirar de tópicos al estilo “¿Irán? ¿No es eso un desierto?”, pensemos que aquel es un país inmenso, de gran variedad meteorológica. Otra cosa es la credibilidad de su presidente, de su gobierno, y del fundamentalismo en general. Que hay cosas que se hacen en el cielo, con aviones y demás, es algo probado. China lo ha practicado en los JJ.OO. Otra cosa es ya la conspiración. ¿O no?
Sí, ya sabemos que Irán anda a palos con la comunidad internacional por su programa nuclear. Y que busca pelea a la mínima. Es el eje del mal, el malo maluto del planeta. Un malo de chaqueta de pana que parece siempre a punto de sacar la navaja. Pero, ¿y si no miente? ¿Y si de verdad hay tecnología para cambiar la meteorología? ¿Y si en lugar de bombas, de misiles y balazos, se puede acabar con un país a base de dejarlo sin lluvia?
La respuesta podría estar en la sequía que, al parecer, vive EE.UU. en la actualidad, en muchas zonas dentro de sus fronteras. O en las catástrofes tipo huracanes, tornados y tormentas tropicales que azotan sus costas. ¿Y qué le importa a los poderosos el destino de sus ciudadanos?, podrían decirnos los conspiranoicos.
Contra ese tipo de razonamientos, desde luego, nada podemos hacer. Siempre tendrán una respuesta. 

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